–¿Cuál es la diferencia entre testeo de influenza y el Covid-19?
–El hisopado es prácticamente la misma técnica. Lo único que como el Covid-19 es más grave, hay que tomar más precauciones. Es un procedimiento en el que te meten en la nariz y en la garganta el hisopado, un tubito y luego se envía. La diferencia es que al haber Covid-19 circulando, ya no podés hacer la toma de muestra a pecho gentil. La maniobra es la misma pero hay que ponerse equipos de nivel de mayor protección. Debido a que ese procedimiento genera aerosoles. Porque a diferencia de varios virus, este se contagia por aerosol. Si es por gotitas yo puedo tener Covid-19 y se cae acá. Pero el aerosol dura más tiempo.
–¿En algunos lugares se dejó de hacer testeo de influenza?
–Sí. Porque no tenían todavía protección. Nosotros les dijimos que paren y que les íbamos a equipar bien. No imaginábamos que para el el testeo de influenza se tenga que tener tantos equipos de protección ya que no se sabía aún que existía circulación comunitaria.
–¿Cuánto cuesta al Estado cada testeo?
–Está alrededor de los 100 dólares. Pero hay de todo. Pero ronda los 80. En España están devolviendo los test rápidos que compraron de China. Hay una presión internacional porque todos produjeron testeos rápidos. De todo ya nos ofrecieron en este tiempo. Y hay presiones de todos los niveles para que compremos ya. Hay que esperar. Este tiempo, lo bueno que nos da es ver qué está pasando y la evidencia que están haciendo. España compró a lo loco lo que había. Se están dando cuenta de que no funcionan. A nosotros nos ofrecieron también ese. Por suerte no compramos esos que está devolviendo España.
–¿Cómo se contagió el personal de salud?
–Estuvo relacionado con los primeros casos, porque venían de un país que no tenía circulación comunitaria. Por eso en una de las primeras declaraciones dije que toda gripe que viene se asuman que es Covid-19. Pero así había que hacer porque no se tomaban precauciones. En muchos casos vimos que los médicos y enfermeros que cayeron no tomaron precauciones. Ninguno tomó precauciones. El 100% de los que cayeron pertenecen al grupo de los que le vieron antes de terapia. Era importante dar ese mensaje desde el principio, para que por un lado tengan miedo y por otro lado no atiendan sin usar tapaboca, para que se planten y los exigan. Es cierto, no había muchos tapabocas en ese momento.
–¿Por qué algunos días se procesan pocas muestras?
–Son múltiples factores. Uno de ellos es que la gente no se está yendo a los hospitales. Tuvimos una reunión con las redes de servicios para ver qué pasa. No tenían nada que enviar dijeron. En algunos casos pudieron hacer las muestras pero no tenían móvil. Dijeron que al día siguiente tenían que mandar, otro me dijo que no tenía todavía porque le faltaba el insumos. Todavía no definían quién tomaría la muestra en el equipo. Todo es cuestión logística interna. O sea, estamos todavía en ese proceso de engranaje de cuándo empezar a tomar. Ese es el problema que siempre hay, es que guardan todas las muestras y al día siguiente envían. Pero eso no nos puede frenar, igual que envíen mañana. Pero no puede hacer que baje tanto el rendimiento.
–¿El ideal para el país es llegar a las 1.000 por día?
–Es lo ideal. Y si todas las muestras se toman en todos los servicios que estén formalizados, creo que en dos o tres semanas vamos a alcanzar a otros laboratorios que empiecen a tomar. Ampliar nuestras tomas en territorio, ir a tomar en las casas en los casos que ameriten, para no hacerle venir. Eso también hay que ampliar. Es mucha logística.
–¿Existe miedo para hacer las muestras?
–Hay demasiados aspectos porque se toman pocas muestras. Y uno de ellos es el miedo. O el desconocimiento sobre cómo se toma, qué me tengo que poner. Y bueno, es un poco del entrenamiento.
–¿Puede darse fuga de pacientes que no se hagan la muestra y se automediquen?
–Así mismo, en un caso tuvimos que convencerle a un paciente que teníamos que hacerle el test. Tienen miedo, dicen que se van a tratar nomás, que no nos vayamos. ¿Porqué? Por la estigmatización que se está dando. La gente quiere saber dónde está la persona afectada. No nos estamos dando cuenta que haciendo eso le estoy estigmatizando y yo podría ser el portador, me voy a enfermar y enfermaré a los que están a mi alrededor. Está circulando el virus, tomemos precauciones con todos.
–¿Da una sensación de falsa seguridad?
–Exactamente. Se preocupan de ese sitio pero quizás quien está compartiendo contigo en otro lugar tiene el virus o quizás viajaste en el mismo micro. En todos los lugares del mundo se da y es un problema ético. Ahora la discusión ética es la confidencialidad del dato y la estigmatización del caso.
–¿Qué tan preparado está el personal de salud para esta situación?
–Una de las cosas que ojalá cambie con esta epidemia es el valor que tienen los equipos de control de infecciones de los hospitales. Los directores deben escuchar a ese equipo, valorarlo. En este equipo no necesariamente debe ser un infectólogo súper experto, porque el 80 o 90% del trabajo de ese equipo es trabajar con equipo de limpieza y enfermería. Desde la limpieza de las manos en el hospital hasta como repasar el piso, etc. Porque la limpieza de manos entre paciente y paciente no está en nuestra cultura.
–¿Qué se ve de fortaleza y debilidades en el personal de salud?
–Fortalezas: Enfermería tiene el control de todo lo que es el movimiento del hospital y hay que escucharle nomás. Hay que escucharles y respetar ese conocimiento que tienen. Ellos tienen muchas luces con respecto a esto. El médico paraguayo es muy mbarete, no tiene miedo a ir a tomar la muestra, a ir a la trinchera. No tenemos miedo. Pero a veces eso de no tener miedo hace que se vaya muy a pecho gentil.
–¿En qué podría ayudar esta crisis a nuestro sistema de salud?
–Nosotros estamos luego en situación de guerra actualmente, condiciones de guerra está nuestro sistema de salud. Ojalá que esta situación de crisis ayude a cambiar y fortalezca todo el sistema. Es una oportunidad para repensar el sistema de salud, el sistema de protección social, la salud mental, los hospitales. Por primera vez salud está comandando un sistema estratégico en el país, nunca salud está sentado en la mesa de decisiones políticas grandes, no entra a discutir las grandes decisiones. Y creo que es hora. A partir de ahí te da el modelo de Estado y país que querés, cómo le cuidás a tu gente.
–¿Tenemos que vivir ya con la guardia alta?
–Así mismo. Principalmente en los servicios de salud, por eso hay que fortalecer los equipos de control de infección, si no tienen que los formen, tanto públicos como privados. Y la gente, bueno va a ser difícil para el paraguayo el de compartir el tereré. Que cada uno tenga su guampa por lo menos.
–¿Cómo bajar a nuestra realidad local algunas recomendaciones de la OMS?
–Lo ideal sería que el personal de salud de la zona pueda ver cómo aplicar las recomendaciones para el aislamiento de la persona enferma. Las USF pueden ayudar a orientar qué medidas aplicar en los hogares donde hay hacinamiento. Sobre todo porque en esos hogares sí o sí hay un adulto mayor y niños. Generalmente ellos quedan a cuidado del abuelito. Y el niño traerá la enfermedad de la escuela. Entonces hay que ver las maneras de proteger al abuelito.
Entrevista al doctor Guillermo Sequera
Explicación. La poca cantidad de pacientes en los hospitales hace que se tengan poca muestras. Sin embargo, el ideal de 1.000 podría alcanzarse en tres semanas aproximadamente, afirma el especialista.
Riesgo. La estigmatización de los pacientes confirmados podría dar lugar a fugas de afectados, alerta el experto.
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Desde la segunda quincena de abril todos los años vemos un aumento histórico de gente que consulta por gripe o que se interna por sintomas respiratorios. Y ahí inicia la temporada. Estas medidas que estamos tomando ahora pueden hacer que se retrase ese inicio.