10 mar. 2025

Olas de calor

Adrián Cáceres — adrian-caceres@uhora.com.py

Son cada vez más frecuentes, y con nuevas marcas diarias o históricas. Parecen ser la nueva normalidad, pero no deberían serlo. Como el orden mundial, están dando un giro para lo peor, lo inescrutable e inadmisible. Estamos avisados, pero continuamos cometiendo los mismos errores. Es importante reiterar que la ciencia ya lo advirtió: son la principal consecuencia del desprecio de la humanidad por la naturaleza, por los cuidados ambientales, por la responsabilidad con los demás seres vivos de este planeta.

Mientras tanto, en Paraguay la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH) realizó “un breve resumen de los eventos de ola de calor registrados en lo que va del 2025”, observando “más de 30 eventos detectados en distintas localidades del país”, con Saltos del Guairá encabezando los números con cuatro “eventos de ola de calor en lo que va del año”. La máxima duración fueron diez días consecutivos, en San Juan Bautista (Misiones), entre el 3 y el 13 de febrero. La DMH señala que en el periodo de análisis fueron cinco las ocasiones de eventos idénticos en la capital del país.

Sin embargo, para la sensación fueron muchos días más, en muchas más ciudades, como casi tres meses seguidos en lo que va del año.

En otro informe, Meteorología ilustra que “una ola de calor se refiere a un periodo inusualmente caluroso, que tiene un fuerte impacto sobre aspectos socioeconómicos de nuestro país. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) define de manera general una ola de calor como ‘un calentamiento importante del aire, o invasión de aire muy caliente sobre una zona extensa; suele durar unos días a unas semanas’”.

El reporte añade que “se considera un evento de ola de calor a un periodo de al menos tres días consecutivos o más, en el que las temperaturas, máximas y mínimas diarias, se encuentran por encima de un umbral establecido en una localidad”; es decir, es insufrible, y se repiten cada vez más.

Para colmo, los cortes del suministro eléctrico no paran en medio del intenso calor, y, según estimaciones del Instituto de Profesionales Paraguayos del Sector Eléctrico (IPPSE), la situación podría empeorar muy pronto, porque la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) “acumula un déficit de inversiones de USD 1.480 millones entre los años 2021 y 2024”. “Si las instalaciones requeridas fueron correctamente planificadas por la ANDE, estas deberían mejorar la confiabilidad del sistema eléctrico, en su conjunto, entrando en servicio en las fechas originalmente previstas; al atrasarse, evidentemente que la calidad del servicio se deteriorará”, advierten los profesionales.

Los expertos pronostican que con los atrasos en las inversiones, “es evidente que el sistema eléctrico se está debilitando y su confiabilidad se está reduciendo; la calidad del servicio de la ANDE se está deteriorando gradualmente, con consecuencias indeseadas”, como los consuetudinarios “cortes de energía, sobrecarga de elementos de la red eléctrica, cortes selectivos de carga o hasta un colapso total del sistema”.

Igualmente, desde el IPPSE recordaron que la previsión del Plan Maestro 2021-2030 de la ANDE es invertir USD 6.200 millones en transmisión, distribución y generación, equivalentes a un promedio de USD 620 millones por año; “sin embargo, solamente se ha realizado (ejecutado) un promedio de USD 300 millones por año”.

Por su parte, la administración eléctrica está tratando de paliar en algo la situación con proyectos millonarios a través de la modalidad de leasing operativo, donde el sector privado se encarga de la inversión y la estatal las aprovecha en una suerte de arrendamiento. Veremos si alcanzan para satisfacer las necesidades. No obstante, si los requerimientos siguen aumentando como efecto del desprecio hacia el cambio climático, en algún momento no habrá vuelta atrás, y aparentemente hemos llegado a ese tiempo irreversible antes de lo esperado.

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