Cuando el presidente estadounidense empezó a sugerir más o menos abiertamente su intención de anexionar Canadá como el 51 estado de Estados Unidos utilizando “la fuerza económica”, una pareja de empresarios canadienses tuvo una idea.
Liam Mooney y Emma Cochrane, propietarios de una empresa de diseño de Ottawa, decidieron crear una gorra similar a las famosas del movimiento MAGA (Make America Great Again) de Trump, pero con el mensaje “Canadá no está en venta”.
La ex viceprimera ministra de Canadá, Chrystia Freeland, una de las candidatas para sustituir a partir del 9 de marzo a Justin Trudeau como primer ministro y líder del gobernante Partido Liberal, declaró que en respuesta a los aranceles de Trump, el Gobierno canadiense debería imponer aranceles del 100% a los vehículos de Tesla. “Seamos muy claros que si ellos nos golpean vamos a responder al golpe”, declaró Freeland, que fue la encargada de negociar con la primera Administración Trump (2017-2021) el acuerdo comercial T-MEC.
El principal candidato a sustituir a Trudeau, el ex gobernador del Banco de Canadá Mark Carney, también recurrió a un mensaje nacionalista. “Nunca bajaremos la cabeza ante un matón. Los canadienses siempre estarán unidos. No nos quedaremos con los brazos cruzados cuando los aranceles dañen a nuestros trabajadores y sus familias. Los canadienses tienen que estar unidos”, declaró Carney.
Al mismo tiempo, los medios de comunicación se han llenado de cartas al director y artículos de opinión que se hacen eco del creciente patriotismo que Trump ha espoleado en el país. Y en las redes sociales aumentan las voces que piden el boicot de los productos estadounidenses.
El periódico The Globe and Mail, el más influyente del país, publicó un editorial titulado “Es el momento para que Canadá finalmente madure” que criticaba la histórica dependencia del país con EEUU, desde el terreno militar al económico. EFE