Así lo advirtió este viernes, durante un acto virtual organizado por Nueva Economía Fórum, la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira, quien insistió en que la salud es una cuestión pública que exige proteger la naturaleza, esa fuente —añadió— necesaria para vivir.
“Si destruimos la naturaleza, que es nuestra fuente de vida, causaremos problemas muy graves de salud pública y atentaremos contra nosotros mismos”, dijo.
Se ha apreciado una correlación, aunque aún por determinar, que desvela que en las ciudades con altos niveles de contaminación del aire, el Covid-19 ha golpeado más al ciudadano, y “eso no es por casualidad”, según la experta.
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“Tenemos que entender, además, que la destrucción del medioambiente es ese consumo imparable, el tráfico y comercio de animales salvajes, las prácticas agrícolas intensivas y contaminantes, la deforestación, la contaminación de plásticos...”.
Estos factores, junto a la contaminación en ciudades excesivamente pobladas, y la posibilidad, con la globalización, de dar la vuelta al mundo en veinticuatro horas generan “el cóctel perfecto” para que, a su juicio, ciertos virus hayan encontrado las condiciones perfectas para transmitirse.
“Les dimos las mejores condiciones posibles y no perdieron la oportunidad”, aseveró.
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Pero más allá de pandemias, que focalizan la atención, el problema del cambio climático sigue ahí, y exige recuperar los ecosistemas porque “nos va la salud en ello”.
“Hay que cambiar la forma de generar energía y pasar a sistemas limpios y renovables, según la experta, para quien se requiere, además, “una alimentación más sostenible”, una agricultura “inteligente” y ciudades menos pobladas, en donde los coches dejen de ser el centro en las estrategias de planificación.