Kluge se mostró convencido de que es posible eliminar la transmisión entre humanos “si nos comprometemos a hacerlo y ponemos los recursos necesarios hacia ese fin”. Dado que el brote surgió entre hombres que tienen sexo con otros hombres y permanece centrado en ese grupo, los esfuerzos de prevención y respuesta deben centrarse ahí, “con la colaboración activa y la participación de la comunidad, creando un ambiente libre de estigmas y discriminación”, sostuvo Kluge.
CASOS. La región europea de la OMS ha registrado hasta ahora 22.000 casos en los 43 países que la conforman –y que incluyen a Rusia y a varias repúblicas ex soviéticas–, lo que supone más de un tercio del global.
“Estamos empezando a ver una caída de casos, pero es necesario ser precavidos, aprovechar el momento y actuar de forma rápida”, afirmó la responsable de emergencias de la oficina regional, Catherine Smallwood.
Smallwood apuntó a la detección temprana de casos y a los cambios de comportamiento como las causas probables del descenso.
Los expertos de la OMS reiteraron también que se espera un aumento de los casos de coronavirus los próximos otoño e invierno y, aunque se descarta un impacto severo por el alto porcentaje de población vacunada, resaltaron que el virus sigue circulando de “forma amplia” y que la semana pasada causó 3.000 muertes en la región europea, un tercio del total mundial.
De ahí que sean importantes medidas como ofrecer una segunda dosis de refuerzo a grupos vulnerables, la rápida administración de antivirales en los casos en que sea necesario y otras como la ventilación de espacios cerrados y el uso de mascarillas en interiores cuando haya mucha gente.
Las proyecciones de la OMS apuntan a que en unas semanas la región europea alcanzará los 250 millones de casos de coronavirus.
La OMS advirtió también, cuando se acerca el vigésimo aniversario de que la región europea se declarase libre de poliomelitis, que el momento en el progreso hacia la erradicación global es “muy frágil”. Así, Kluge mencionó que el virus detectado recientemente en Nueva York está genéticamente vinculado con los encontrados en años anteriores en Israel y Reino Unido.