El documental se trata de la historia de una de las bandas más influyentes del rock, con testimonios de Bruce Springsteen, Eric Clapton y el propio Martin Scorsese.
El audiovisual, que se estrena este viernes en el multicine virtual Playpack/Sala Cero, está basado en las memorias del guitarrista y compositor Robbie Robertson y muestra el poderoso magnetismo de una banda que empezó girando con Bob Dylan y acabó, como tantas, autodestruyéndose.
“Ninguna otra banda ejemplifica mejor cómo la suma de individuos puede crear algo más grande”, asegura Springsteen a cámara, convencido de que reunir en un solo grupo talentos como los de Robbie Robertson, Levon Helm, Rick Danko, Richard Manuel y Garth Hudson es algo que no se ha vuelto a repetir.
“Con cualquiera de ellos se podría haber montado un grupo histórico, pero ¿todos juntos?”, proclama el músico de New Jersey.
Siempre se dijo que aquel estelar concierto en el Winterland Ballroom de San Francisco, que contó con invitados como Eric Clapton, Bob Dylan, Emmylou Harris, Ronnie Hawkins, Joni Mitchell, Van Morrison, Ringo Starr, Muddy Waters, Ron Wood o Neil Young, fue organizado por Robertson como despedida para intentar una carrera como actor en Hollywood, pero no le salió bien.
En el documental, el guitarrista y autor de The weight, su canción más célebre, asegura que no fue un concierto de despedida sino un intento de reconciliación, un impulso para volver con más fuerza tras muchas turbulencias causadas por los excesos con el alcohol y las drogas de sus compañeros.
“Lo que ocurrió es que nadie se acordó de regresar”, afirma Robertson, que se presenta como el único del quinteto que consiguió una estabilidad personal al formar una familia junto a Dominique Robertson y menciona solo de pasada los conflictos por la propiedad de los derechos de las canciones.
Hudson y Robertson son hoy los únicos supervivientes de una banda que prácticamente inventó lo que se conoce como “americana”, una música sencilla y directa, con cuidadas armonías vocales y solos comedidos que bebía tanto de la música de raíces americana como de Muddy Waters o Hank Williams.
Scorsese le añade unas gotas literarias: “me recordaba a la literatura americana del siglo XIX, a Melville, a Steinbeck, nunca había oído nada así”, afirma.
Lo curioso es que cuatro de sus cinco miembros eran canadienses. Solo Levon Helm, batería y cantante, era oriundo de Arkansas. En ese estado a orillas del delta del Mississipi fue donde empezó todo. Robertson cuenta que tenía 16 años cuando Ronnie Hawkins le invitó a formar parte de su banda, The Hawks.
“Vendí mi Stratocaster del 56 para comprar un billete de tren a Arkansas”, recuerda Robertson. En The Hawks conoció a Levon Helm y más tarde pasaron por el grupo el resto de los futuros The Band.
Era la época de explosión del rock and roll, de Elvis Presley, Ray Charles, Little Richard o Buddy Holly, por mencionar algunos.
Bob Dylan se fijó en ellos y los fichó como músicos de gira en 1965 y Helm abandonó el grupo después de aquello para irse a trabajar a una plataforma petrolífera.
El momento y el lugar claves en la fundación de The Band como tales fue 1967, una cabaña de madera pintada de rosa en Woodstock. El grupo se encerró allí para crear. Dylan también acudió con su máquina de escribir y algunas ideas. Grabaron juntos unas sesiones improvisadas que Dylan editó en 1976 como The Basement Tapes.
Cuando recibieron una oferta para grabar un álbum llamaron a Helm de nuevo éste regresó entusiasmado. El resultado fue “Music from big pink” (1968), incluido en casi todas las listas de los mejores álbumes de todos los tiempos.
The Band fue el título de su siguiente álbum, lanzado un año más tarde, al que siguió Stage Fright (1970).
Aunque The Band volvió a formarse en 1983 sin Robertson, la pérdida en 1986 de Richard Manuel y la muerte en 1999 de Rick Danko pusieron fin definitivo a la hermandad del rock.