Una operación para la captura de narcotraficantes del poderoso grupo criminal Comando Vermelho dejó este martes al menos 11 muertos en un complejo de favelas en Río de Janeiro, en Brasil, un año después de que la acción policial más letal de la ciudad brasileña acabara con la vida de 28 personas.
La Penha, en la zona norte de Río, amaneció con el sonido de los tiros, después de que agentes de la Policía Militar entraran en el gigantesco complejo de favelas de Río de Janeiro en busca de líderes de la banda criminal, una de las más importantes de Brasil junto con el Primer Comando de la Capital (PCC) y que también operan en Paraguay.
Según la Policía, los agentes fueron recibidos a tiros por los criminales durante una incursión que dejó al menos 11 víctimas mortales, entre ellas 10 civiles presuntamente sospechosos y una vecina de esta región de barriadas pobres, aunque admitió que el número podría ser mayor.
Las víctimas fueron trasladadas a un hospital de la zona, hasta donde se desplazaron familiares para reconocer los cuerpos ya sin vida, según constató EFE. Otras dos personas permanecen ingresadas heridas de bala y bajo custodia policial.
El objetivo de la operación, según las autoridades, es intentar desarticular el Comando Vermelho, una facción “con una ideología de guerra” y que es “responsable por más del 80% de los enfrentamientos armados” del estado de Río de Janeiro.
“Tiene una política expansionista, una ideología de guerra, de enfrentamiento. No solo contra las fuerzas policiales, también contra otros grupos criminales”, afirmó el portavoz de la Policía Militar, Iván Blaz.
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De acuerdo con Blaz, el Comando Vermelho ha comenzado a proteger a narcotraficantes de otros estados que “dan órdenes” desde Río de Janeiro “para cometer homicidios en otras regiones” del país y que supuestamente estarían escondidos en la Vila Cruzeiro, dentro del Complejo de la Penha.
Vila Cruzeiro fue una de las favelas de Río ocupadas a finales de 2010 por el Ejército brasileño en una gran operación para expulsar el narcotráfico, pero los grupos han ido paulatinamente recuperando el control de la región.
Durante la operación, que contó con blindados, fue aprehendido un “arsenal de guerra” compuesto por pistolas, 10 granadas y al menos 13 fusiles procedentes de China y Europa del Este que llegaron a Brasil mediante el tráfico internacional de armas, además de vehículos y motocicletas.
“Son armas que pueden matar a personas a larga distancia”, recalcó Blaz. Así ocurrió con Gabriele Ferreira de Cunha, de 41 años y vecina de la zona, quien caminaba por la parte baja de la favela cuando fue alcanzada por una bala perdida.
“Fue la pérdida de una vida inocente. No vamos a tener un gran éxito en una operación mientras tengamos muertes de un inocente (...). Infelizmente es necesario que hagamos operaciones como esa”, justificó el portavoz.
El operativo de este martes tiene lugar un año después de que una operación similar dejó 28 muertos en la favela de Jacarezinho, entre ellos 27 civiles sospechosos y un agente, en la que fue la acción policial más letal de la historia de Río de Janeiro.
Organizaciones de derechos humanos denunciaron que durante el operativo en Jacarezinho, calificado de “masacre, ocurrieron casos de ejecuciones extrajudiciales, abusos contra detenidos y destrucción de pruebas por parte de la Policía.