En un mitin multitudinario el sábado en la noche, Luis Fernando Camacho, jefe de una poderosa entidad civil de la rica región oriental de Santa Cruz, lanzó un ultimátum a Morales y le dio 48 horas de plazo para renunciar, y llamó a los militares a colocarse “al lado del pueblo”.
“(Morales) tiene 48 horas para renunciar, porque el lunes a las siete de la noche (23h00 GMT) aquí mismo vamos a tomar determinaciones y vamos a garantizar de que él se vaya”, declaró Camacho ante una multitud en Santa Cruz, un bastión opositor.
FFAA. Camacho, líder del derechista Comité Cívico de Santa Cruz, leyó además una carta dirigida a los jefes de las Fuerzas Armadas, a quienes exhortó a “estar al lado del pueblo” en esta crisis desatada por el cuestionado triunfo electoral de Morales, en el poder desde 2006.
Toda la oposición boliviana exige la anulación de la votación del 20 de octubre y la convocatoria a nuevas elecciones generales (presidenciales y legislativas).
El llamado a la intervención de los militares es un tema altamente sensible en Bolivia, que antes de 1982 conoció frecuentes cuartelazos y dictaduras militares. Hasta ahora, las fuerzas armadas se han mantenido al margen.
Morales viene denunciando desde hace una semana que la oposición intenta derrocarlo mediante un “golpe de estado”, por lo que llamó a sus seguidores a “defender la democracia y los resultados” electorales del 20 de octubre.
Camacho no dijo qué acciones emprenderá con sus partidarios, pero se presume que podrían ocupar sedes regionales de entidades y empresas públicas, como ha ocurrido antes.
Al mitin de Santa Cruz asistieron líderes de comités cívicos y organizaciones de otras regiones de Bolivia.
La oposición afirma que el mandatario izquierdista indígena ganó la reelección con “fraude”. El sistema de conteo rápido estuvo paralizado 20 horas y al reanudarse arrojó un drástico e inexplicable cambio de tendencia, según los observadores de la OEA.
Los opositores consideran que Morales está empecinado en mantenerse en el poder a toda costa y recuerdan que desconoció un referendo celebrado en 2016 en el que los bolivianos rechazaron la reelección indefinida. Un polémico fallo en 2017 de un tribunal constitucional afín le permitió ser nuevamente candidato.
Toda la oposición boliviana rechaza la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluido el ex presidente Carlos Mesa (2003-2005), segundo en los comicios, pues afirma que se trata de “una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder”.
Los choques entre opositores y policías han dejado 191 detenidos y 60 policías contusos, según las autoridades.
Evo: “Buscan muertos”
El presidente boliviano, Evo Morales, reelegido hace dos semanas en unos cuestionados comicios, afirmó el domingo que sus rivales quieren “muertos” al pedir apoyo a los militares en la pugna política. Los opositores “están buscando muertos que vengan de la Policía y las Fuerzas Armadas”, dijo Morales, después de que el influyente líder opositor Luis Fernando Camacho llamara a los militares a intervenir en la crisis desatada tras el polémico escrutinio de las elecciones del 20 de octubre. “El que pide la intervención militar está pidiendo sangre”, declaró por su parte el ministro de Gobierno (interior), Carlos Romero. El funcionario afirmó que el llamado “coincide con información de inteligencia que señala que mañana (por hoy) ... se estaría preparando una acción violenta y confrontacional hacia la plaza Murillo”, donde está la casa de gobierno en La Paz.