La prueba más reciente de la preocupación ciudadana en torno a que sus demandas sean cubiertas son las marchas que se dieron en marzo pasado, precisó la analista.
“Las recientes marchas en el país evidencian el descontento ciudadano con el Gobierno paraguayo, que no ofrece respuesta a múltiples necesidades de la población. De manera particular, reflejan la creciente preocupación por la falta de respuesta a las demandas sociales y la percepción de abuso de poder por parte del oficialismo”, expresó Duarte.
Recientemente, la oposición anunció además que comenzaron un proceso de unidad con miras a un proyecto electoral para el 2026, en las municipales, y luego 2028, las presidenciales, para enfrentar al Partido Colorado.

El puntapié fue Asunción, donde se presentó el primer proyecto de consenso, que apunta a llegar a las elecciones con un solo candidato.
No obstante, Duarte indica que todavía faltan propuestas que la ciudadanía perciba como alternativa, lo que conlleva un gran trabajo de construcción política.
“Estas marchas fueron la expresión del malestar social en democracia, aunque también tienen el potencial de catalizar la organización de proyectos electorales opositores. Al unir a diversos actores bajo causas comunes, estas movilizaciones pueden fomentar la formación de alianzas políticas y la consolidación de plataformas que busquen ofrecer alternativas al actual gobierno”, subrayó.
Finalmente, la politóloga recalcó que las protestas son el inicio, pero no significan que se traduzcan en resultados objetivos.
“Para que este impulso se traduzca en resultados concretos, es clave que los actores políticos desarrollen capacidades para articular propuestas electorales sólidas y creíbles, que realmente conecten con las preocupaciones de la ciudadanía. La protesta puede abrir el camino, pero es la construcción de alternativas viables lo que permitirá canalizar el descontento en cambios efectivos dentro del sistema político”, concluyó.