“El Gobierno japonés debe parar este plan, ya que el vertido será mortal para los océanos y esto nos afectará a todos”, dijo hoy Seong Gon-wi, miembro del surcoreano Partido Democrático, durante una rueda de prensa llevada acabo en el Club de Corresponsales Extranjeros de Japón (FCCJ, siglas en inglés).
Los opositores señalaron que el vertido de las aguas plantea “una amenaza seria a lo océanos” y que al tratarse de un hecho sin precedentes también tendrá “consecuencias sin precedentes”, además de violar varios tratados internacionales, según dijeron.
Según estos políticos del país vecino, el vertido se estaría llevando a cabo “de mala fe” y critican que el informe presentado hace una semana por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) “no exonera” al Gobierno japonés, ya que este organismo “no se hace responsable de las consecuencias”.
“A pesar de las alternativas que existen, insisten en este vertido y pondrán a toda la humanidad en peligro solo por dinero. ¿Por qué no descargan el agua en Japón si es tan seguro?”, dijo Yoon Jae-kab, del mismo partido.
La asociación pesquera de Jeolla del Sur (al suroeste de Corea del Sur), con presencia en la comparecencia, también expresó su descontento por las consecuencias que este vertido podría tener sobre la industria y un posible descenso en el consumo de pescados y mariscos locales por la desconfianza de la población.
“La industria pesquera surcoreana sufrirá un gran daño, por lo que deben posponer la decisión hasta que la seguridad quede garantizada”, dijo Park Yeon-hwan, representante de este colectivo, que añadió que “el océano no es un vertedero de residuos nucleares”.
La respuesta surcoreana se produce después de que el OIEA respaldara el pasado 4 de julio el plan del Ejecutivo japonés de verter al mar el agua tratada de la central de Fukushima y dijera que las medidas tomadas por el país asiático son “concordantes con los estándares de seguridad internacionales relevantes”.
Hasta ahora, el agua altamente contaminada que genera la planta se procesa en circuitos llamados ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos) para retirar la mayoría de los elementos radiactivos, a excepción del tritio, y vuelve a almacenarse en bidones antes de su descarga al mar.
El Gobierno japonés y Tokyo Electric Power (TEPCO), propietaria de la damnificada central atómica, tomaron esta decisión ante la incapacidad de seguir almacenando el agua en tanques instalados en terrenos de la central, por la falta de espacio físico. EFE