“La destrucción de estos diques naturales, aproximadamente trece, cambiará para siempre el régimen hidrológico natural del río Paraguay, produciendo impactos irreversibles directos en el sistema de humedales del Paraguay con procesos acumulativos negativos en el Gran Pantanal y aguas abajo, modificando radicalmente velocidades, turbulencias, procesos de sedimentación, ritmos de las inundaciones o profundización de las sequías, ni más ni menos, en un contexto climático antrópico casi desolador, y donde cada día los ecosistemas y sus gentes disponen de menos y menos agua”, expresan.
Según un artículo publicado en la web de una de las organizaciones, estas solicitan que las autoridades de Argentina y Brasil intervengan.
“Resulta relevante que la Cancillería de Argentina como de Brasil y Bolivia, convoquen al Gobierno de Paraguay a una reunión urgente de cancilleres en el marco del Acuerdo Marco Ambiental del Mercosur, con la finalidad de poder acceder a los estudios de impacto ambiental”, expresan las organizaciones.
LICENCIA AMBIENTAL. Por su parte, Julio César Vera Cáceres, presidente de la ANNP, aseguró que lo expuesto por las organizaciones en su comunicado “no se ajusta a la realidad”.
“No existen voladuras de rocas, sino apenas cortes parciales de rocas que afectan la normal navegación y, es más, esos pedazos de rocas se tiran al lecho del río y, naturalmente, todo esto fue analizado y estudiado a profundidad por consultoras especializadas en temas ambientales y se cuenta con licencia ambiental expedida en algunos de ellos del Ministerio del Ambiente”, explicó en conversación con ÚH.