El cómputo había quedado pendiente de tan solo el 0,01% del recuento, correspondiente a cuatro actas de votación en la región amazónica de Beni, que fueron incluidas para cerrarlo al 100% dando ese mínimo porcentaje restante a Evo Morales.
El presidente, candidato a la reelección por el gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), queda con el 47,8% de los votos, por el 36,51% del opositor Carlos Mesa, de la alianza Comunidad Ciudadana.
Esta diferencia del 10,57% le es suficiente al mandatario para ganar en primera vuelta, con tan solo un 0,57% de margen, tras los comicios del pasado domingo.
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La ley electoral exige el 50% de los votos más uno o el 40% con 10 puntos de ventaja sobre el segundo para vencer en primera vuelta, pero cuando no se logran estos porcentajes, se va a segunda ronda entre los dos más votados.
El Tribunal Supremo Electoral, que no informaba desde el pasado miércoles, convocó de imprevisto una comparecencia ante los medios para esta tarde hora local en su sede central en La Paz.
Mesa ha advertido de que no reconocerá estos resultados por considerarlos fraudulentos al estar el órgano electoral al servicio del presidente, por lo que exige una segunda vuelta con Morales.
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Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, Argentina, Brasil, Colombia y Estados Unidos, entre otros, apoyan esa segunda vuelta para despejar las sospechas de fraude.
El presidente boliviano, que defiende su victoria y reta a la comunidad internacional a demostrar “voto a voto” la manipulación de resultados, ha recibido el respaldo de aliados políticos como Cuba, Rusia y Venezuela.
Bolivia vive una jornada de paros en apoyo al pedido de la oposición y movimientos cívicos de una nueva cita en las urnas, que de momento se desarrolla con bloqueos en las principales ciudades del país pero sin incidentes destacables.