El nombre deriva de la estrella Arturo o ‘Arcturos’, de etimología confusa, que ha sido interpretada como “guardián de la Osa Mayor”, pero también directamente como “oso” o “persona fuerte como un oso”.
Al igual que el Arturo cósmico escolta a la constelación, esta institución griega acoge osos, y también lobos, en un refugio para grandes carnívoros situado en la localidad de Nymfaio, al norte de Grecia, con el objetivo de rehabilitarlos y devolverlos a su hábitat natural.
Especies claves para el ecosistema
“Son especies claves en sus ecosistemas”, explica a Efe Vasilis Fourkiotis, joven guardabosques y educador ambiental de la campaña EU Protects de la Comisión Europea -que financia el centro-, por lo que “protegerlos equivale a proteger a otras especies al mismo tiempo”.
Como ejemplo, habla de la capacidad del oso pardo para “dispersar semillas a través de sus excrementos”, lo que ayuda a la flora autóctona a prosperar.
Fourkiotis lamenta que este mamífero resista solo en dos fragmentados bastiones de Europa occidental -España e Italia- mientras en el este del continente, donde es más abundante, todavía se le considera un animal circense.
Arcturos abrió sus puertas en 1992 precisamente para acoger ejemplares que habían sido obligados a “bailar” sobre sus patas traseras, algo “aún desgraciadamente popular en los países del Este” y que nace de una costumbre cruel pues “una vez asesinada la madre, sus captores fuerzan a los oseznos a caminar sobre carbones al rojo vivo al son de una pandereta”.
De esta forma, “los osos aprenden a relacionar la pandereta con el dolor” y cuando su dueño hace sonar el instrumento “el oso se levanta sobre sus patas traseras y ‘baila’ para diversión del público”.
El santuario griego ampara también plantígrados procedentes de zoológicos que ya no pueden mantenerlos, como los de origen serbio acogidos durante la guerra de los Balcanes en los años 90 del siglo XX.
Algunos de los ejemplares liberados tras su estancia en el santuario terminan regresando, pues “llevan tanto tiempo relacionando al hombre con comida que les cuesta mucho valerse por sí mismos”, mientras que otros “nunca podrán abandonar las instalaciones” dado su estado.
El lobo, demonizado por ganaderos, pero protector de la fauna
Demonizado por ganaderos y pastores, la otra estrella de Arcturos es el lobo, que “protege a las especies herbívoras pues suele atacar a los individuos enfermos o de avanzada edad” y eso “mantiene a raya las enfermedades y controla sus poblaciones”, precisa Fourkuotis.
A diferencia de otros países europeos donde ha desaparecido prácticamente debido a la caza indiscriminada, en Grecia los ganaderos conviven en paz con el lobo gracias al uso de perros pastores como medida preventiva.
Styliadis Evangelos, ganadero local, regenta sin sobresaltos una explotación de 100 vacas lecheras gracias a sus 10 perros pastores que, según relata a Efe, protegen a sus animales “de los grandes carnívoros que merodean por aquí, ya que compartimos el mismo espacio”.
Evangelos afirma no tener miedo al lobo ya que “en 20 años solo he perdido un perro y fue debido al zarpazo de un oso”.
La cría de perros pastores para permitir la coexistencia
Desde 1998, Arcturos impulsa un programa de cría de perros pastores griegos y todos los años nacen en sus instalaciones medio centenar de cachorros que son entregados de forma gratuita a granjeros locales, cuyos rebaños pastan en las zonas montañosas que constituyen el hábitat de lobos y osos pardos.
El biólogo e investigador de la Universidad de Tesalónica Alexandros Karamanlidis calcula que en toda Grecia quedan unos 500 osos y 1.000 lobos, cuya extinción sería “equivalente a la desaparición de la acrópolis de Atenas” al ser “animales emblemáticos para nuestra cultura”.
No obstante, el abandono rural “está siendo aprovechado por estos carnívoros para reconquistar las zonas montañosas”.
En la actualidad, Arcturos acoge en sus instalaciones 13 osos -dos de ellos, Bradley y Cooper, serán liberados en primavera-, 12 perros pastores griegos que ahora están siendo entrenados, y nueve lobos -la última en llegar, Elisabeth, ingresó esta semana tras quedar atrapada en una verja a las afueras de Tesalónica-.
Este albergue animal existe gracias a dos programas LIFE: Arctos I y Arctos II, con una financiación europea de seis millones de euros que ha permitido acoger a 55 osos -el más longevo, Grey Hair, vivió hasta los 50 años- y 60 lobos, además de criar 1.500 perros pastores.
Su programa de educación ambiental, el mayor de Grecia, ha concienciado además a un un millón de escolares y ha formado a 6.000 voluntarios.