13 nov. 2024

Osvaldo Domínguez Dibb La Gloria se hace eterna

Fue el dirigente deportivo y futbolístico más ganador del Paraguay. Jugó al baloncesto en su juventud, campeón con Olimpia.

Le dio al Decano tres copas Libertadores, dos Recopas y una Intercontinental, y catorce nacionales.

Osvaldo Domínguez Dibb es en el fútbol paraguayo sinónimo de éxito, es decir, de copas ganadas.

Nadie en el país ganó tanto como él, ni antes ni después, ni dentro ni fuera del país. En dos de los tres periodos de su particular mando al frente del Olimpia (1973-74, 1976-1990 y 1996-2004) apiló en las vitrinas del club la nada despreciable cantidad de 14 trofeos nacionales y 7 internacionales.

Su legado es haber convertido al Decano en el único club paraguayo laureado en competencias de Conmebol y, luego del reconocimiento mundial de la Copa Intercontinental Europeo-Sudamericana, de FIFA. Un legado que, definitivamente, trascenderá generaciones y geografías.

Nacido en Asunción el 5 de agosto de 1940, en su juventud Domínguez Dibb fue un buen basquetbolista defendiendo la franja negra. Fue campeón con el Olimpia en los años 1963, 1965, 1967 y 1969-70-71.

De esta manera, su entrada a la historia del deporte paraguayo se dio mediante el básquetbol. Fueron los años inmediatamente previos a su llegada al frente de la institución social y deportiva de la Avenida Mariscal López. Porque en 1976, quien entonces era conocido como el Rata, se convirtió por segunda vez en presidente del club y abrió una etapa memorable.

Olimpia no ganaba un campeonato hacía tres años cuando Domínguez Dibb ganó el primero de su cosecha, en 1978. De hecho, aquel sería el inicio de un sexenio ampliamente exitoso, tanto en lo doméstico como en lo foráneo.

En medio de un inédito hexacampeonato en el fútbol nacional (1978-1983), bajo su conducción, Olimpia ganó, entre 1979 y 1980, la primera Copa Libertadores de su historia, novedosamente por encima de los clubes argentinos, brasileños o uruguayos; la Copa Intercontinental, venciendo al Malmo de Suecia, subcampeón europeo y a la sazón rival ante la renuncia del Nottingham Forest inglés; y la Copa Interamericana, derrotando al FAS de El Salvador.

Es decir, en 1979 Olimpia ganó todo lo que disputó, algo que pocos clubes en el mundo han logrado en un año calendario, ya sea en cuádruples o séxtuples coronas.

Leyenda. Aquel legendario equipo fue dirigido por un entrenador a quien Domínguez Dibb contrató para que profesionalizara a un plantel paraguayo, en su preparación atlética, por primera vez: Luis Cubilla.

El uruguayo compartía con ODD una confianza y una autoestima ganadoras que hicieron época. Porque, además de los torneos locales de 1988-89, con Cubilla de regreso, Olimpia arribó a una seguidilla de tres finales de Libertadores (1989-90-91), sumando la segunda estrella del club en 1990. En 1991, tras ganar la Supercopa, Olimpia y Domínguez Dibb embolsaron la primera de sus dos Recopas, sin necesidad de jugar.

Entre 1997 y 2000, en su segunda etapa, habría un tetracampeonato nacional más para quien también era conocido como el Tigre.

Fue el prólogo exacto para otra generación de futbolísticas históricos que, en 2002, conquistaron la tercera Libertadores para Olimpia: las tres estrellas que hoy su camiseta lleva impresa en el pecho. Como en Buenos Aires, derrotando a Boca Juniors en 1979, y como en Guayaquil, derrotando a Barcelona en 1990, otra vez la celebración fue en cancha ajena, en el estadio Pacaembú de São Paulo, frente al São Caetano.

Al igual que en 1990 contra el Milan italiano, Olimpia disputó y perdió una de las últimas ediciones de la Copa Intercontinental, esta vez contra el Real Madrid español. Esto fue en el año del centenario del club, festejado por todo lo alto por dirigentes, jugadores y socios bajo el mando de Domínguez Dibb. Como a él le gustaba: con copas.

En 2004, dejó la presidencia para no volver a ella nunca más. Poco antes había incursionado en la política en las internas presidenciales del Partido Colorado, y había perdido contra quien luego sería elegido primer mandatario, Nicanor Duarte Frutos.

La vida pública del dirigente había comenzado entonces a declinar, pero hasta hace no mucho tiempo ODD siempre tenía algo que decir con respecto a los destinos de su club.

Fue dueño de una impulsividad, pero también de una astucia especial, con su estilo personalista y decidido, a veces violento, para dirigir un club, un grupo humano.

Osvaldo Domínguez Dibb falleció a los 83 años, dejando en claro lo que dijo siempre: “La gloria no tiene precio”. Solo el valor inmensurable y pasional que los hinchas le dan, agradecidos, y que no es poca cosa.

Yo tenía apenas siete años cuando me inculcaron ser olimpista, después con el correr del tiempo fui aguatero de Olimpia.

Cuando (unos dirigentes) fueron a pedirme ser presidente de Olimpia (...) vos sabés que yo eché unas lágrimas de emoción.

14 torneos anuales consiguió en Paraguay Osvaldo Domínguez, siendo el dirigente más ganador del país.

23 años de su vida dedicó Osvaldo Domínguez Dibb a la presidencia del Olimpia, en tres periodos en total.

21 títulos oficiales ganó el Tigre al frente de la institución franjeada, a razón de casi un campeonato por año.

Conmebol

La Conmebol expresó su “gratitud y admiración” por ODD. Se refirió a él como “uno de los dirigentes más laureados del fútbol paraguayo y padre del actual Presidente de la CONMEBOL”, Alejandro Domínguez.

Por su parte, este recordó a su padre en la red social X, compartiendo fotos en donde se lo ve con él. “Te fuiste campeón, siempre valiente, siempre aguerrido, siempre desafiante”, escribió.

Jugadores

Algunos ex futbolistas y todavía activos se refirieron a ODD. El uruguayo Hernán López, campeón con Olimpia en 2002, escribió: “Con profundo pesar hemos recibido la noticia del fallecimiento de Osvaldo Domínguez Dibb, el dirigente más ganador en la historia del club Olimpia y del fútbol paraguayo”. Pablo Zeballos, por su parte, “todos sus logros dejan un legado imborrable en la memoria”.

“¿Más lejos que la Copa del Mundo? ¡Pavadas!”

Consultado por ÚH, el escritor y periodista Hugo Vigray, quien trabajó con ODD en la escritura del libro Memorias de la gloria. Mi vida, cuenta una anécdota que habla de la autoconfianza en los logros que tenía el dirigente: “Sus críticos decían que era un déspota y que tenía mal carácter. Una vez, cuando trabajábamos en sus memorias, le dije que sus críticos pensaban que si él hubiera dosificado su carácter hubiera llegado más lejos. Él se río y me dijo: “¿Más lejos que la Copa del Mundo?”. ¡Esas son pavadas!”, reveló Vigray.

Para él, que además es olimpista y frecuentó a Domínguez en los últimos años de su vida, el fallecido dirigente “fue un auténtico Tigre, cuya filosofía de vida se basaba en los versos de Almafuerte: “Ni aún vencido, te sientas vencido”.

Osvaldo Domínguez Dibb alcanzó todos sus logros porque se los propuso. Con su partida, el fútbol paraguayo pierde a un ícono, que tuvo el triunfo como propósito de vida y que nos enseñó a todos que la gloria no tiene precio”, reflexionó Vigray.

Memorias de la gloria cuenta la vida de ODD, desde su infancia y sus primeros contactos con el deporte y el Olimpia, hasta sus días de abuelo y bisabuelo, en el retiro.

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