“Nuestros ingredientes son de primera calidad, es por eso que la corrupción no está entre ellos”, expresa en redes sociales Il Bambú, para anunciar que se reserva el derecho de admisión a Ibáñez y “sus secuaces blanqueadores”, en referencia a los 52 diputados que lo libraron de su destitución.
“Ñandekueraipáma”, concluye el restaurante, que se suma así a otros locales gastronómicos y organizaciones privadas que repudian al legislador.
Anestesiólogos se suman a voces de repudio contra Ibáñez
La Sociedad Paraguaya de Anestesiología expresó mediante un comunicado “su repudio e indignación ante el infame blanqueo por abstención de la Cámara Baja del diputado José María Ibáñez”.
La organización afirma que de este modo se demuestra cómo las instituciones se instrumentan para proteger a los corruptos y hace un llamado a la ciudadanía a manifestarse contra el abuso.
Diversos sectores sociales se pronunciaron en contra del blanqueo por parte de los legisladores al diputado José María Ibáñez. El restaurante La Tarantella, de Asunción, declaró persona no grata al parlamentario.
El conocido gomero Alfonso Valdez o Aló René no tardó en elevar su protesta y como es costumbre elaboró un nuevo pasacalles para cuestionar al parlamentario.
Por su parte, los socios del Club Centenario recolectan firmas para pedir la expulsión de Ibáñez y su esposa, Lorena Plabst.
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También forman parte de esta corriente de indignación los miembros de la Asociación de Ex Alumnos del Colegio Internacional, quienes pidieron que los diputados Hugo Ramírez y Raúl Latorre sean expulsados del gremio por haber blanqueado al diputado José María Ibáñez.
Hizo lo mismo un grupo de ex alumnos del Colegio Cristo Rey, que anunció la presentación de un pedido para considerar la expulsión de Arnaldo Samaniego y de Rodrigo Blanco de la asociación de ex estudiantes por blindar a Ibáñez.
Manifestaciones ciudadanas alzan voces contra Ibáñez
Este jueves se realizaron diversas manifestaciones de ciudadanos cansados del blindaje a legisladores acusados de corrupción. Un joven vestido de payaso subió a un tanque de agua en Presidente Franco, Departamento de Alto Paraná, repudiando el blanqueo a Ibáñez.
Posteriormente, en la misma ciudad, un grupo de personas quemaron cubiertas en una protesta, en la que se registraron incidentes entre manifestantes y policías cuando los bomberos voluntarios intentaron apagar el fuego.
Finalmente, en Asunción, ciudadanos llenaron de papel higiénico la casa del diputado José María Ibáñez en repudio al hecho y para exigir su renuncia.
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El caso caseros de oro
La Cámara de Diputados –entre cartistas, abdistas y liberales– decidió el miércoles no hacer lugar al pedido de la pérdida de investidura de José María Ibáñez, quien admitió la existencia del hecho conocido como caseros de oro.
En total, 42 se abstuvieron, 6 votaron en contra y 5 se ausentaron. Se necesitaban 53 votos, pero solo se lograron 27. De este modo, el pedido fue remitido al archivo.
En 2013 fue conocido el caso de los caseros de oro, mediante publicaciones periodísticas que evidenciaron que el diputado colorado José María Ibáñez utilizó a tres personas que trabajaban cuidando su quinta en Areguá para cobrar ilícitamente de la Cámara Baja.
Ibáñez gestionó la contratación de Fabio Gómez, Viviana Falcón y Éver Falcón, quienes firmaron –el 12 de agosto de 2013– contratos como auxiliares administrativos con un sueldo de G. 2.500.000 cada uno.
Sin embargo, según los registros del recinto legislativo, hasta noviembre de dicho año los mismos no se presentaron a trabajar, aunque firmaron planillas de entrada y salida que fueron certificadas tanto por Ibáñez como por su ex jefa de gabinete, María Liz Gutiérrez, también acusada por el Ministerio Público, al igual que la esposa del legislador, Lorena Plabst, ya que los cheques se depositaron en su cuenta.
En 2017, tras un largo proceso, la defensa del legislador planteó una salida y la Fiscalía se allanó. Así, Ibáñez logró su exención con la resolución del juez Julián López, quien determinó el sobreseimiento con el pago de G. 30 millones, la compra de un generador para el leprocomio Santa Isabel y otras donaciones que totalizan unos G. 5 millones.