Por Elías Piris | @eliaspiris
Por más que intente, don Cástulo Ortega sabe que no puede separarse de su personaje. Tiene bien en claro que no es simplemente el hombre de 63 años que a pesar de las críticas se viste de Pájaro Campana y va a las canchas. Él es el Pájaro Campana.
Terminada la entrevista con el programa deportivo “El Depor”, emitido todos los miércoles por UH.COM y sin sacarse el atuendo que lo caracteriza nos sentamos a conversar con Cástulo, quien pide amablemente una taza de café.
“Me olvidé de mandar saludos al aire a mi nieto, y si no le mando saludos él se pone a llorar. ¿Qué posibilidad hay de por lo menos mencionarle en esta nota?”, pregunta con una mirada de niño inocente. “Mi nieto se llama Joaquín. Joaquín Ortega”, nos cuenta.
Basta solo un apretón de manos para caer en la cuenta de que se trata de un hombre sencillo, trabajador y soñador. Muchos lo tildan de “yeta” (mala suerte) para la selección, diciendo que los malos resultados se deben en parte a su presencia en los estadios, pero pocos saben que detrás del disfraz se encuentra una persona que gusta hablar de frente y con extrema sinceridad.
“La gente me reta cuando la selección pierde, pero nadie recuerda mi presencia en los partidos que Paraguay ganó, pero bueno... así es la gente”, dice con resignación. Recuerda que cuando entró por primera vez a la cancha, la selección paraguaya goleó a su par de Perú en las eliminatorias para el mundial Japón Corea 2012.
“El diario Última Hora publicó que el Pájaro Campana no fue mufa aquella vez”.
¿Qué le decís a tus detractores?
“Con el paso de los años aprendí a ser humilde y no reaccionar. A los que me critican les digo que estén en tres mundiales y después hablemos”.
El Pájaro comenta que tampoco criticó a la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) por no pagarle el traslado, ya que el colegio Nihon Gakko es el que corre con los gastos de sus viajes. “Me encantaría hacer una rueda de prensa con la presencia de todos los medios para aclarar que yo nunca robé a la APF, porque muchos me acusan de ladrón”, comenta entre sorbos del café que acaba de llegar.
¿Vas a acompañar a la selección a esta nueva edición de la Copa América?
“Claro que voy a estar porque a pesar de que estamos mal hay que alentar. En el 2002 juré que nunca estaría triste en un partido a pesar de que Paraguay pierda. Aparte sé que adonde yo me vaya, la Albirroja llega lejos. Pasó en Sudáfrica 2010 (el Mundial) y la Copa América del 2011 en Argentina, donde llegamos a la final”.
“Yo pido a la gente que tenga fe, si te vas al hospital a visitar a un pariente enfermo tenés que poner buena cara o si no se muere. Esta vuelta pronostico que nadie se va a ir al aeropuerto y eso es una lástima. Cuando los argentinos están perdiendo igual alientan, tenemos que imitar esa clase de actitud. Cuando estábamos perdiendo y yo me levantaba a alentar la gente me decía “sentate Pájaro”, somos una hinchada difícil.”, espeta a modo de crítica.
¿Quién creés que va a ser el técnico de la selección?
“La gente se va a enojar conmigo porque es un extranjero, pero si de mí depende que sea Luiz Felipe Scolari. Con el equipo que tenemos podemos tener ese técnico. La gente quiere un técnico que valga la pena.”
¿Cómo nace el Pájaro Campana?
“Yo vivía cerca del estadio Defensores del Chaco y no me perdía un solo partido de la selección. Un día pensé que tenía que hacer algo. Algo verdaderamente llamativo. Hasta que mi sobrino Dionisio me dijo que me disfrace de Pájaro Campana, que sería lo más representativo al país, ahí surgió".
¿Cuál fue tu primer viaje?
“Mi primer viaje fue a Corea para alentar a Paraguay en el mundial Japón Corea 2002, fue impresionante porque era la primera vez que me subía un avión ¡Nde bárbaro! dije. No me imaginé que iba a viajar tanto por el mundo sin saber hablar en inglés y nada de tecnología, para alguien que nació en los confines de la campaña recorrer el mundo es algo grande”.
Entre risas recuerda que en sus inicios, la única que se resistió al personaje en la familia fue su esposa. "¿Para qué te vas a meter en eso?” me preguntaba.
¿Qué te decía la gente en las primeras apariciones?
“En los primeros partidos los chicos decían ‘Mirá mamá un patito, mirá mamá ese loco’, pero yo digo que para ser famoso hay que ser loco. Cuando Noé preparó su arca todos pensaron que estaba loco, pero después llovió y él se salvó".
¿Cómo te llevas con la fama?
“Yo soy un emblema nacional, una bandera en persona. Sé que soy famoso pero no tengo en cuenta, la humildad te lleva alto y la soberbia abajo. Soy famoso pero no tengo por qué meterme en la cabeza eso.
Nos despedimos del Pájaro Campana, quien se saca el disfraz al salir de la redacción. “No puedo andar así por la calle”, indica.
¿Y el pájaro móvil?, preguntamos al no ver la tradicional camioneta tipo jeep en la que acostumbra movilizarse. “Está en el taller, tiene problemas con la batería...”, remata con una carcajada.