07 feb. 2025

Panorama económico 2025

El panorama económico de Paraguay para 2025 se dibuja con optimismo moderado, según las proyecciones de diversas instituciones que oscilan entre el 3,5% y el 4%. Este crecimiento, aunque alentador, plantea un desafío fundamental: ¿Cómo garantizar que los avances macroeconómicos se traduzcan en beneficios concretos para los ciudadanos? La historia económica del país demuestra que el crecimiento no siempre se refleja en mejoras tangibles para la mayoría.

La economía paraguaya se ha destacado por su estabilidad macroeconómica, basada en pilares como la agricultura y la generación de energía. Sin embargo, esta estabilidad frecuentemente convive con una estructura socioeconómica desigual. Gran parte de la población enfrenta dificultades para acceder a servicios básicos, empleos de calidad y recursos que les permitan participar plenamente en el desarrollo económico.

El primer desafío radica en diversificar la economía para reducir la dependencia de sectores primarios. El clima, por ejemplo, es un factor que afecta severamente la agricultura, como se evidenció en años de sequías. Además, el sector industrial y los servicios necesitan una modernización que fomente la generación de empleos formales y bien remunerados, un requisito indispensable para cerrar la brecha entre el crecimiento del PIB y el bienestar social.

Para que el crecimiento económico sea inclusivo, las políticas públicas deben enfocarse en la redistribución de los beneficios del desarrollo. Esto incluye fortalecer la educación, mejorar la infraestructura de salud y fomentar inversiones en infraestructura vial y digital que conecten las regiones más rezagadas con los centros productivos. Sin este enfoque, el crecimiento seguirá siendo un fenómeno que beneficia a pocos.

El sector privado también tiene un papel central en impulsar este cambio. La inversión en innovación, tecnología y capacitación laboral puede transformar la estructura productiva del país. Además, fomentar una mayor participación de las pequeñas y medianas empresas en la economía es clave para reducir la informalidad y expandir las oportunidades económicas.

Países de características similares han demostrado que es posible convertir el crecimiento macroeconómico en mejoras microeconómicas. Uruguay, por ejemplo, logró reducir significativamente la pobreza mediante una combinación de crecimiento sostenido y programas sociales efectivos. Paraguay puede aprender de estas experiencias y adaptar soluciones que atiendan sus particularidades.

En última instancia, el desafío de convertir el crecimiento del PIB en un motor de progreso para todos no solo recae en el gobierno. Es una tarea colectiva que requiere compromiso del sector privado, la sociedad civil y la comunidad internacional. Paraguay tiene las bases para un futuro más equitativo y próspero; el reto ahora es convertir las proyecciones económicas en realidades palpables.

Un elemento esencial para transformar el crecimiento en progreso tangible es construir una narrativa económica que conecte a los ciudadanos con los beneficios del desarrollo. Las instituciones y líderes deben comunicar de forma clara cómo las políticas públicas, las inversiones privadas y los esfuerzos comunitarios pueden mejorar la calidad de vida.

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