“El testimonio de esta joven beata es una invitación para que todos los jóvenes, especialmente los paraguayos, vivan la vida con generosidad, mansedumbre y alegría”, afirmó el Papa desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano, momentos después del rezo del Ángelus.
Francisco recordó que Chiquitunga vivió “en la primera mitad del siglo XX, se unió con entusiasmo a la Acción Católica y se ocupó de los ancianos, los enfermos y los presos”.
“Esta fructífera experiencia de apostolado, apoyada por la eucaristía diaria, dio como resultado la consagración al Señor. Murió a los 34 años, aceptando su enfermedad con serenidad”, resumió.
El pasado marzo el Papa firmó el decreto que reconocía el milagro requerido para beatificar a Chiquitunga.
El milagro que se le atribuye implica a un recién nacido paraguayo en 2002 que presentó complicaciones en el parto y que estuvo 20 minutos sin signos vitales tras cortar el cordón umbilical.
La obstetra que asistió el nacimiento fue quien, con el niño en brazos, pidió la intercesión de Chiquitunga, a quien atribuyen el milagro de su vida.