"¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum, ni que este lugar de encuentro se vuelva un escenario de conflictos! Les suplico: ¡Detengamos este naufragio de civilización!”, clamó desde el nuevo campo de Kara Tepe (norte de la isla griega de Lesbos) ante representantes de los refugiados, cooperantes y también la presidenta griega, Katerina Sakelaropulu.
Tras haber saludado cariñosamente a numerosos migrantes durante un recorrido a pie por el campo, el pontífice lanzó un largo y duro mensaje en el que constató que las migraciones “son un problema del mundo”, “una crisis humanitaria que concierne a todos”, pero de la que nadie parece ocuparse, a pesar de que “están en juego personas, vidas humanas”.
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El papa Francisco celebró misa para la pequeña comunidad griega, que representa menos del uno por ciento de la población de Grecia, en la Sala de Conciertos del Megaron de Atenas, durante la segunda jornada de su visita a este país.
Francisco, que por la mañana efectuó una emotiva visita al campo de refugiados en la isla griega de Lesbos, continuó la jornada celebrando una misa ante unas 2.500 personas en la gran sala de conciertos, cuyo escenario fue convertido en un altar, y en otra adyacente.