Ante los cerca de 15.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, según los datos de la gendarmería vaticana, el papa Francisco reflexionó sobre la parte del Evangelio de este domingo que relata el testimonio de Juan el Bautista que “se podría pensar que le será entregado un premio, un puesto relevante en la vida pública de Jesús. En cambio, no. Una vez cumplida su misión, Juan sabe hacerse a un lado, se retira de la escena para dejar el sitio a Jesús”.
“Juan el Bautista nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados, reconocidos y premiados. Nos hará bien cultivar, como Juan, la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno, testimoniando que el punto de referencia de la vida es Jesús”, añadió.
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Y puso el ejemplo del sacerdote que “está llamado a predicar y celebrar no por afán de protagonismo o por interés, sino para acompañar a los demás hacia Jesús” o los padres “que crían a los hijos con muchos sacrificios y luego deben dejarlos libres de emprender su propio camino en el trabajo, en el matrimonio y en la vida”.
“María, la sierva del Señor, ayúdanos a liberarnos de las ataduras, a dejar espacio al Señor y dar espacio a los demás”, señaló Francisco después de que, tras la muerte del papa emérito Benedicto XVI, surgiera de nuevo la idea de que ahora una posible renuncia sería algo con menos impedimentos.