El papa Francisco aceptó hace unos días la renuncia de Aupetit, quien puso su cargo a disposición del pontífice después de que la prensa francesa revelara que mantuvo una relación con una mujer en 2012.
Sin embargo, el pontífice aseguró que no se sabe bien de qué le acusan, preguntó a los periodistas “qué había hecho de tan grave” y al no recibir respuesta dijo: “Si no conocemos la acusación, no podemos condenar”.
A bordo del avión papal, tras su regreso a Roma de su viaje de visita a Chipre y Grecia, el Papa sí admitió que esa relación “fue un error” y que hubo “masajes y caricias” a su secretaria por parte de Aupetit, pero que “esto no es un pecado grave” porque es “un pecado de la carne”.
Aseguró que los pecados más graves “son otros como la soberbia, el odio” y que el obispo es pecador “como lo somos todos”.
Entonces, Francisco criticó que se haya llegado a esto al “contar chismes que hacen que se pierda la reputación”.
“Por los chismes a un hombre se le ha quitado la reputación y no puede gobernar y esto es una injusticia. Por eso he aceptado la dimisión, pero no sobre el altar de la verdad sino por el altar de la hipocresía”, aclaró.
Aupetit anunció el pasado viernes que había puesto su cargo a disposición de Francisco tras negar las informaciones publicadas por el semanario Le Point, según las cuales habría tenido un idilio con esa mujer, pero reconoció una “relación ambigua”, según la diócesis, lo que le llevó a apartarse “para no perjudicar” a la institución.
“Los dolorosos acontecimientos de la semana pasada, sobre los que ya he hablado, me llevaron a poner mi misión en manos del papa Francisco para preservar la diócesis de la división que siempre provocan la sospecha y la desconfianza”, aseguró el ex arzobispo sobre la decisión del pontífice de aceptar su renuncia.
La dimisión “no es una confesión de culpabilidad, sino un gesto de humildad”, explicó la diócesis de París. La renuncia llegó en medio del escándalo en Francia en la Iglesia Católica después de que una comisión independiente estimara en octubre que sacerdotes y religiosos abusaron de unos 216.000 menores en ese país entre 1950 y 2020.
El Papa: “No me podía ir sin ver, al menos de lejos, el Partenón”
En la conferencia a bordo del avión papal, el papa Francisco también reveló este lunes que durante su viaje a Grecia pidió que le llevaran a ver, al menos de lejos, el Partenón, el famoso templo griego conservado en la Acrópolis, en Atenas.
“No me podía ir sin verlo”, dijo el Papa sobre una de las anécdotas de su viaje a Grecia, después de que la noche del sábado se difundiera una fotografía que le retrataba mientras desde el interior del coche admiraba la Acrópolis en Atenas.
El pontífice lo reveló en la rueda de prensa en el vuelo de regreso de su viaje a Chipre y Grecia cuando los periodistas le regalaron una pequeña copia del Partenón. “Pedí que me llevaran allí, para al menos verlo de noche. No me podía ir sin verlo”, confesó.