La decisión fue aprobada por el papa Francisco y respeta la política del pontífice argentino de dar más espacio a las mujeres dentro de la milenaria institución.
La próxima reunión de obispos, que se celebrará en octubre, ha sido convocada para debatir sobre el futuro de la Iglesia Católica, por lo que el papa aprobó una serie de cambios, entre ellos otorgar el derecho a votar a las mujeres y a los laicos que asisten.
Se trata de la primera vez que tanto las mujeres como los laicos no consagrados que participan podrán votar en un sínodo, un derecho que estaba reservado a los clérigos y que las mujeres reclamaban desde hace mucho tiempo.
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Además de los obispos, arzobispos y otros religiosos elegidos por las conferencias episcopales podrán votar otros “70 miembros (...) en representación de los demás fieles del pueblo de Dios”, indica el documento divulgado por el Vaticano.
“El 50% deberán ser mujeres y en lo posible jóvenes”, indica el texto.
“A la hora de identificarlos, se tendrá que tener en cuenta no sólo la cultura general y prudencia, sino también los conocimientos, tanto teóricos como prácticos, así como la participación, según su capacidad, en el proceso sinodal”, precisa el documento.
Desde el Concilio Vaticano II en la década del 60, los pontífices suelen convocar a Roma a los obispos y representantes de los obispados de todo el mundo para abordar asuntos concretos para la iglesia.
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Al término de las reuniones, los obispos votan propuestas concretas y las presentan al papa, quien elabora un documento basándose en ellas.
Francisco quiso reunir en el Vaticano a los obispos de todo el mundo para analizar grandes temas, como el lugar de la mujer en la Iglesia, la gestión de la pedofilia y la situación de las personas divorciadas que se han vuelto a casar.
Desde su elección en 2013, Francisco ha dado más espacio a los laicos y a las mujeres dentro de la Iglesia y nombró a varias mujeres en cargos importantes de la Curia Romana, el gobierno central.