El Pontífice padece una gonalgia aguda, es decir, un dolor de rodilla de carácter reumático, y el médico le ha prescrito un periodo de “mayor reposo para la pierna”, se indica en un comunicado.
Por esa razón, no podrá celebrar los ritos del Miércoles de Ceniza, que este año, tras la pandemia, iban a contar de nuevo con la tradicional procesión desde la iglesia romana de San Anselmo a la cercana basílica de Santa Sabina, en la colina del Aventino.
Y tampoco podrá viajar a Florencia, adonde tenía previsto acudir el próximo domingo para un encuentro de obispos y alcaldes del Mediterráneo.
Francisco arrastra un dolor en la rodilla desde los últimos tiempos que le obliga a caminar más lento. En una audiencia a finales de enero lo reconoció: “Aún tengo el dolor en la rodilla, no se ofendan si les saludo sentados”, dijo.
“Me han dicho que le pasa solo a los viejos, así que no sé por qué me ha pasado a mi”, había bromeado Francisco días antes frente a los fieles de la audiencia general.
Francisco lleva tiempo sufriendo ataques de ciática, aunque hacía mucho que no le impedían realizar su actividad normal.
El Papa argentino, de 85 años, permaneció ingresado durante diez días el pasado julio en el hospital Gemelli de Roma, tras someterse a una operación de colon por “una estenosis diverticular sintomática”.