El papa Francisco elogió la figura de Armida Barelli, quien también fue dirigente de movimiento Acción Católica y que, dijo, fue una “precursora formidable del liderazgo femenino en el ámbito eclesial y social”.
Y a este propósito, señaló que hoy existe “la necesidad de un modelo integrado, que combine la competencia y el desempeño, muchas veces asociado al rol masculino, con el cuidado de los vínculos, la escucha, la capacidad de mediar, de trabajar en red y de hacer crecer las relaciones, por mucho tiempo consideradas prerrogativa del género femenino y muchas veces subestimadas en su valor productivo”.
Y abogó además por “la necesaria integración y reciprocidad de las diferencias”.
“También hoy necesitamos mujeres que, guiadas por la fe, sean capaces de dejar su huella en la vida espiritual, en la educación y en la formación profesional”, agregó.
Por otro lado, invitó a la Universidad Católica del Sagrado Corazón “a tener hoy el mismo ímpetu educativo y la misma iniciativa formativa que guiaron al padre Agostino Gemelli y a la beata Armida Barelli”, quienes precisamente “a través de la universidad ayudaron a formar la conciencia civil en cientos de miles de jóvenes, incluidas muchas mujeres”.