López ingresó a su guardia a las 7.00 del jueves y el viernes cuando estaba en el portón de guardia, preparando la distribución de cocido para el desayuno de los internos, uno de ellos llega corriendo hasta el lugar y alerta sobre el incendio en el sótano.
El recluso, a quien identificó como Salustiano Ortigoza, volvió para tratar de rescatar sus pertenencias, pero ya no pudo ingresar por la rápida propagación de las llamas. El guardia inmediatamente bajó el interruptor, al sospechar de un cortocircuito, pero no pudo evitar el siniestro.
Los bomberos tardaron más de 10 minutos en llegar; además, tampoco podían atropellar los portones para llegar hasta el fondo de las instalaciones.
“Si los internos y los guardias no colaboraban rápido iban a ser más de 80 muertos”, expresó López en comunicación con Radio Monumental.
El guardia fue hasta el portón y se quedó allí por precaución para contener a los presos dentro del penal. Aclaró que nadie intentó fugarse, pero que ello también se debe al trabajo de los funcionarios.
Sobre el ambiente laboral, comentó que es muy peligroso, ya que los funcionarios deben convivir y estar en contacto con los internos, sanos y enfermos, desde gripe hasta sífilis. “Es muy riesgosa nuestra situación”, lamentó.
Recordó que durante sus años de experiencia hubo cortocircuitos, pero fueron controlados rápidamente. Entre 1992 y 1993 hubo un corto en un pabellón cercano a la zona donde se produjo el incendio el viernes.
A raíz del siniestro del viernes pasado fallecieron cinco internos y un funcionario. Las autoridades siguen investigando las causas.