“Paraguay va a ser el ejemplo en lo económico. Pero va a ser imposible entender que ese éxito económico viene de la mano de un éxito político también”, destacó Peña.
El presidente aseguró que uno de “los grandes valores o activos” de Paraguay es su sistema político, que “no es perfecto”, pero que consideró ha sido poco entendido y analizado. Un “Estado servidor del hombre libre” ha sido la doctrina política de Paraguay los últimos 70 años, dijo el mandatario, un principio que guio ese tiempo el camino de hegemonía del Partido Colorado, que solo se vio interrumpida por el mandato del izquierdista Fernando Lugo (2008-2012). Enfatizó que para unir al empresariado con el sector público hay que entender el fenómeno político, porque de ahí nacen las oportunidades o tragedias de los países. En el caso de Paraguay, que proyecta un crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 3,8% para 2024, según el Banco Mundial, su estabilidad económica ha sido posible por un “consenso” entre los sectores público y privado desde inicios del año 2000, explicó Peña. En ese sentido, consideró que el desarrollo de los países de la región está condicionado por el origen de sus plataformas políticas. Peña apeló que a la política hay que enriquecerla y “no desprestigiarla” porque termina convirtiéndose en terreno para el populismo, sea de derecha, sea de izquierda. Como ejemplo, citó el caso de Venezuela, donde, según le contaron empresarios en ese país, estaban “enfrascados en una lucha por desprestigiar a los políticos”, para que la gente confiara más en el sector privado. “El problema es que cuando los políticos fueron tan desprestigiados y ya no había políticos en quiénes confiar, emergieron los populistas. Y, lastimosamente, es lo que le ha hecho un daño tremendo a muchos países de la región”, reportó EFE.