“El sentido de urgencia nos va a hacer replantear algunas cosas y una de ellas es nuestro relacionamiento con China”, refirió sobre el impacto de la pandemia que enfrenta el país y las perspectivas que se deben analizar para cuando se supere la crisis sanitaria.
Equiparó esta prioridad con la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, un debate que se instaló en la sociedad, pero también piensa que la discusión se debe trasladar al proyecto de reforma del Estado, que lidera el Poder Ejecutivo.
“Debe haber un trabajo muy profesional en tema geopolítico, en tema económico, tema de largo plazo, tema impositivo, y creo que debe entrar dentro de esta reforma del Estado, porque la reforma del Estado también seguramente nos va a llevar a tener algunas posturas sobre algunos cambios en nuestra política exterior”, continuó.
Si bien dirige el servicio veterinario del país, aclara que el interés hacia China no es solo para la exportación de carne, sino también para los productos agrícolas.
Todavía se debe instalar una mesa de trabajo, aunque el año pasado la Unión de Gremios de la Producción, la Asociación de Productores y Exportadores de Carne y la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas habían iniciado las conversaciones con la Cancillería Nacional para analizar las posibilidades de comercializar a China, cuya demanda de carne es de más de 1,6 millones de toneladas anuales, mientras que el consumo de soja asciende a aproximadamente 95 millones toneladas.
A pesar de las reuniones con el sector productivo, el Estado no avanzó hacia un plan de relacionamiento con China, que significaría la ruptura de lazos con Taiwán. Sin embargo, el interés vuelve a cobrar fuerza con la crisis actual.
Las exportaciones al término de abril muestran una caída de la comercialización de la carne, tanto en volumen como en precios.