El Paraguay es un país maravilloso, dijo un personero del oficialismo en tiempos de Stroessner. Cambiando lo que se debe cambiar, lo maravilloso del país reaparece en el Plan Nacional de Desarrollo: Paraguay 2030, que viene a ser el ideario del nuevo rumbo y dice en su página 8:
“El Paraguay es un país competitivo, ubicado entre los más eficientes productores de alimentos a nivel mundial [...] con índices de desarrollo social en el rango más alto de Sudamérica, conectado y abierto a los vecinos y al mundo, ambiental y económicamente sostenible, con elevados índices de seguridad jurídica y ciudadana, con atención a los pueblos indígenas, fuerte protagonismo de la mujer, con jóvenes visionarios y entrenados liderando el país”.
Aquí lo más acertado es “jóvenes visionarios y entrenados”. Entrenar, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa “preparar o adiestrar personas o animales”.
Sin ninguna duda, los jóvenes del oficialismo están muy bien adiestrados, hacen lo que se les dice cuando se les dice; debemos reconocerle el mérito a HC.
Así como corre la cerveza en las reuniones de confraternización partidaria, también me parece aceptable lo de “visionario” que, según la RAE, significa: “que, por su fantasía exaltada, se figura y cree con facilidad cosas quiméricas”. Cuando se está bien aperitado, se confunde Paraguay 2030 con Suiza 2030.
Bueno, para no ser injusto, puedo aceptar también eso de índices de desarrollo social más altos de Sudamérica: así como está Sudamérica no es difícil, pero tampoco es un consuelo.
Suiza, en cambio, tiene un desarrollo social muy alto porque los suizos comen sus alimentos, mientras que aquí se exporta nuestra producción y se come comida de calidad inferior. Como consecuencia, demasiados paraguayos están mal nutridos y encima están gordos (la obesidad no es un índice de buena salud, como se piensa comúnmente).
De Suiza puede decirse que es “ambiental y económicamente sostenible”, no del Paraguay, sobre todo, después del reciente decreto antibosques, que terminará de destruir lo que queda del Chaco. El primer beneficiado del decreto ha sido el primer magistrado, que tumbó dos millones de árboles para dar el ejemplo.
¿"Atención a los pueblos indígenas”? Los del Chaco lloran a causa de la pérdida de sus territorios, una pérdida provocada por la especulación inmobiliaria tolerada por el oficialismo.
Aunque el oficialismo no lo diga, quiere seguir tolerándola hasta el 2030: este es el mensaje oculto del PND, que habla de atraer capitales, pero no de recuperar tierras mal habidas, un paso indispensable si se pretende cumplir con el mandato constitucional de la reforma agraria.
No he visto “seguridad ciudadana” ni “protagonismo de la mujer"; “conectado y abierto” es cierto cuando se trata de la marihuana.