Eso trastocó los planes de Paraguay, que se había propuesto en este semestre impulsar el multilateralismo, empujar las negociaciones de los acuerdos comerciales y dejar un Mercosur mucho más integrado.
Los analistas consultados por Efe coincidieron en que apenas pueden resaltarse avances como bloque en estos seis meses, con cada uno de los países inmersos en atender las necesidades de sus conciudadanos.
El presidente de la Asociación de Ciencias Políticas del Paraguay, Camilo Filártiga, señaló que esta presidencia resultó “totalmente deslucida” no tanto por la gestión del Gobierno paraguayo sino “por la urgencia sanitaria”.
“Cualquier diferencia que pudiera haber marcado Paraguay en este semestres, la pandemia la ha cambiado”, acotó Filártiga.
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En términos parecidos se expresó el investigador del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), Gustavo Rojas, quien apreció “muy pocos avances del Mercosur, pese a los esfuerzos de Paraguay”.
No obstante, Rojas hizo notar que la presidencia pro témpore paraguaya logró progresos en los acuerdos automotrices de Paraguay con Brasil y Argentina, que si bien fueron bilaterales perseguían el “objetivo final del acuerdo regional”.
Falta de integración
Por su parte, el ex canciller paraguayo Rubén Ramírez, ahora en la Cámara de Anunciantes de Paraguay (CAP), observó cierta descoordinación del Mercosur en políticas macroeconómicas y sanitarias durante esta crisis y apuntó a la falta de integración como una de las asignaturas pendientes del bloque.
“Es necesario empezar a construir una integración más inteligente” afirmó Ramírez, para quien el bloque sigue arrastrando “grandes desequilibrios” por las propias asimetrías de sus componentes.
En su opinión, el Mercosur arrastra “desconfianza” de los Gobiernos, a veces de distintas ideologías, para conseguir la integración, para lo que es “fundamental” la voluntad política.
Por su parte, Filártiga sostuvo que el bloque afronta un problema ante determinados liderazgos de los presidentes de los países, en concreto, el del mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro.
“Bolsonaro tiene un liderazgo amenazante para esa idea de visión regional (...). La amenaza principal es en el ámbito político, en el que cada Estado entiende qué debe ser (el Mercosur)”, agregó.
Ese concepto propio de cada país sobre el Mercosur también ha variado a lo largo de los casi 30 años que atesora el bloque.
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Rojas apuntó que mientras el Mercosur “ha crecido en términos de importancia para Paraguay y Argentina, ha restado para Brasil y Uruguay, que se han abierto a Asia”.
El investigador del Cadep contempla todavía “un montón de desafíos” para el bloque sudamericano, entre los que subraya “la reforma del arancel externo común” para construir “una unión aduanera de hecho y no eternamente imperfecta”.
Junto al reto de apuntalar un mercado común que funcione, Filártiga y Ramírez también apostaron por potenciar la parte social y “ampliar las dimensiones de acción” del Mercosur, que tras la pandemia tendrá que hacer frente a mayor desigualdad y pobreza en la región.
Cumbre virtual
El coronavirus estará en el centro de las reuniones que, a partir de este lunes, se celebrarán de manera virtual por primera vez en la historia del bloque, con Brasil como el más afectado por la pandemia, que con unos 56.000 fallecidos es el segundo país más golpeado después de Estados Unidos.
El Gobierno de Bolsonaro contrasta también con la estrategias sanitarias de los otros tres países del bloque, que asumieron cuarentenas sanitarias y estrictas medidas de aislamiento social.
Los encuentros ministeriales que comenzarán el lunes se alargarán hasta el miércoles y culminarán en la Cumbre de presidentes del jueves, desde el Banco Central del Paraguay y con el mandatario Mario Abdo Benítez como anfitrión.