El ámbito donde se siente con mayor fuerza la ausencia del Estado es el de la seguridad. Sobre todo en algunos lugares donde la delincuencia ha ganado terreno y las fuerzas de seguridad son apenas figuras decorativas, se evidencia de manera rotunda la incapacidad institucional para revertir la situación generada.
No es, sin embargo, el único espacio donde el Estado se ha debilitado y desdibujado a lo largo del tiempo. En algunos sectores de la educación pública también ha ido perdiendo terreno hasta ser hoy apenas simbólica su participación al carecer del rol protagónico y la eficacia para proporcionar a los jóvenes herramientas sólidas y consolidadas de formación.
Concretamente, la educación técnica impartida en algunas instituciones expresamente asignadas para cumplir esa tarea es la que no está respondiendo a los requerimientos contemporáneos de una enseñanza de calidad. Por lo tanto, en vez de ser un beneficio para la sociedad son un perjuicio porque quienes acuden a sus aulas confiados en que van a recibir una formación que les sea útil para su desempeño profesional, o como un peldaño eficiente para pasar a la universidad, son defraudados por una educación desactualizada y mediocre.
Bastará con citar algunos casos significativos para tener el panorama general de lo que sucede en este rubro de la educación pública.
En el Colegio Técnico Nacional y Centro de Entrenamiento Vocacional de Encarnación las máquinas que deberían estar al servicio del aprendizaje o son obsoletas por lo desfasadas que están en relación a los equipamientos del presente, o están en desuso por desperfectos que no han sido reparados por la inexistencia de rubros para ese efecto.
Mientras tanto, la misma realidad de necesidades no satisfechas aunque con otro rostro se presenta en el Centro Educativo de Alto Desempeño (CEAD) de Luque. Dadas las carencias crónicas, los mismos alumnos y profesores presentaron un proyecto de creación de un taller para práctica de construcciones civiles y dibujo.
Los directivos y profesores de las instituciones de enseñanza técnica coinciden en que los pedidos de más fondos para actualizar los equipos y readecuar los locales a los requerimientos del presente no han tenido respuestas positivas del MEC.
En el contexto en el que se encuentra el ministerio encargado de las políticas educativas, la falta de respuestas es absolutamente coherente con su larga inoperancia en el sector. En el Paraguay es inútil saber que se necesitan operadores de mandos medios en varios ámbitos de la industria o de los servicios porque el MEC nunca se dispuso a explorar en serio las necesidades y a buscar respuestas de calidad en cantidad suficiente como para que sean válidas para el país.
Es de esperar que el nuevo Gobierno, a partir de ahora, mire de un modo particular a la enseñanza técnica de vital relevancia para salir de la pobreza. Y que al asumir plenamente sus responsabilidades el 15 de agosto venidero tenga ya una hoja de ruta definida para empezar a revertir la insostenible situación que recibe como lamentable herencia de sus antecesores.