Durante décadas, el crecimiento económico se basó en la expansión de la frontera agrícola a costa de la destrucción de grandes extensiones de bosques. Esto permitió un sostenido aumento del producto interno bruto y posicionarnos entre los países de mayor exportación mundial en al menos 5 rubros agropecuarios.
Este éxito económico se contrapone a los efectos negativos que tiene la destrucción de los bosques. Estos juegan un papel importante como depósitos de almacenamiento de carbono en la biomasa y en el suelo. Actúan como sumideros de carbono cuando aumentan en área o productividad, lo que da como resultado una mayor absorción del dióxido de carbono atmosférico.
Paraguay está sufriendo el impacto del cambio climático. El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible señala que los principales efectos son las olas de calor, inundaciones, sequías prolongadas, la afectación en las especies de plantas y animales, a la calidad y disponibilidad de recursos hídricos y a la emigración.
De acuerdo con el Índice de Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático, en la Región de América Latina y el Caribe el Paraguay se encuentra en la categoría de “riesgo extremo” debido a que este fenómeno tiene importantes consecuencias en la pobreza, la desigualdad y en los medios de subsistencia para amplios sectores de la población.
Todas estas razones exigen medidas y acciones desde el sector público que garanticen a las comunidades y a sus medios de vida, así como a los ecosistemas, enfrentar y mitigar de la mejor manera posible dichas consecuencias.
La inserción internacional de Paraguay como socio y contraparte requiere ponerse a la altura de los países comprometidos con el cambio. Si bien estamos entre los pocos países que producen energía renovable, lo cual es una importante contribución al mundo, necesitamos contribuir también a generar una producción con menos daño al ambiente.
Este no es un requisito solo para ponernos entre los países comprometidos, también lo es para mejorar nuestros propios mercados. El acceso a mercados más competitivos y a mejores precios de nuestras exportaciones dependerá cada vez más de los estándares de calidad globales relacionados con el cumplimiento de los compromisos internacionales en el ámbito del cambio climático.
La atmósfera, así como los mares, la Antártida y el espacio ultraterrestre, son considerados bienes comunes globales y, por lo tanto, su protección requiere del concurso de todos los países del mundo. La crisis climática se manifiesta en el aumento de la temperatura a nivel mundial. Ya se han alcanzado los 1,2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, y estamos en riesgo de llegar al peligroso umbral de los 1,5 grados centígrados a corto plazo. Cada fracción de grado hace que se pierdan vidas, medios de subsistencia, activos, especies y ecosistemas.
El compromiso mundial es reducir drásticamente las emisiones de carbono cada año. Paraguay no puede quedar al margen de este desafío cooperativo a nivel mundial.