A esa coproducción, la primera colaboración con el director argentino Armando Bó, también pareja de la actriz, siguieron otras que identificaron a Sarli con Paraguay como La burrerita de Ypacaraí, filmada en 1962 en Asunción y otros escenarios del país guaraní.
Sin embargo, fue El trueno entre las hojas el que encumbró a Sarli, entonces con 21 años, en ícono sexual del continente con un desnudo frontal que hizo época.
Ello dentro de lo que era un filme de contenido social, algo que luego fue una anomalía dentro de una carrera copada por las películas de consumo erótico.
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El trueno entre las hojas, rodada en el departamento paraguayo de Guairá, se basaba en un relato de Roa Bastos, quien para la película de Sarli-Bó trazó un áspero guion sobre la explotación de los trabajadores de los ingenios de azúcar.
“Es una película que no está dentro de esa línea (erótica) de Sarli. Es una película muy sólida y atrevida para la época por ese contenido social. Para mí es lo mejor que hicieron Bó y Sarli”, dijo a Efe el historiador de cine paraguayo Manuel Cuenca.
Cuenca destacó también los valores cinematográficos de La burrerita... como película de un cine popular, subrayando lo que supuso para Paraguay como puerta al mundo, ya que llevó el nombre y la imagen del país a lugares como Japón o India, donde fue estrenada.
La película, con exteriores en Asunción y en Ypacaraí, está impregnada de cultura guaraní, a lo que contribuye la presencia de artistas como el mítico cantante Luis Alberto del Paraná.
Para Cuenca, ese filme, que dio al mismo tiempo un empujón a la precaria industria local con nuevas coproducciones, era la favorita de Sarli.
“Decía que La burrerita... era su preferida y la que más le gustaba. Para ella Paraguay significaba muchos recuerdos y cuando venía siempre se reunía con los amigos que filmaron con ella”, dijo Cuenca, que en 2012 hizo una larga entrevista a la actriz en la televisión pública paraguaya.
Tras La burrerita..., Sarli se comprometería de lleno con ese cine erótico que le hizo famosa y en el que se erigió como una diosa moldeada por Bó.
Títulos como Carne (1968) y Fiebre (1972)” son homenajes al exuberante físico de la actriz y regalos a la lujuria de los espectadores masculinos
“Fue el primer mito erótico del cine de América Latina. No existe otra (actriz) de esa temperatura. No hubo otra como ella, con esas películas de alto voltaje erótico”, señaló Cuenca.
El historiador dejó para el debate si Sarli encarnó a la mujer dueña de su cuerpo o si no fue más que un objeto sexual dentro del género conocido como “sexplotation”.
Isabel Coca Sarli falleció este martes a los 83 años en un hospital de la ciudad bonaerense de San Isidro, donde llevaba un tiempo internada por diversos problemas de salud.