22 nov. 2024

“Paraguay es un mercado creciente que tiene una gran sed de buen vino”

El magnate vinícola estadounidense es propietario de la célebre Viña Cobos, ubicada en Mendoza (Argentina), a donde llegó en 1999 para cumplir su gran sueño de elaborar el mejor vino del mundo.

Paul Hobbs es el fundador de la Viña Cobos

Foto UH Edicion Impresa

Foto: Rodrigo Villamayor.

El nombre de Paul Hobbs tal vez no suene muy familiar en Paraguay, excepto para los amantes de los buenos vinos, pero este estadounidense se alzó con el crédito de haber difundido la riqueza de esta bebida en todo el mundo y de contar con los mejores viñedos en tres continentes. Hobbs llegó a Asunción como parte de un tour, que también incluyó a Argentina y Brasil, para celebrar el 20º aniversario de la creación de Viña Cobos, su gran emprendimiento enológico establecido en Mendoza (Argentina), en donde se dedicó a producir el tan preciado malbec que después exportó a los mercados más importantes alrededor del mundo. Tras cosechar las mieles del éxito con su producción, Hobbs se dedica a viajar por el mundo y a difundir los vinos que elabora en su viñedos de Estados Unidos, Hungría, Chile y Armenia. Durante una amena charla, en un conocido restaurante asunceño, rodeado de copas y vinos de alta gama producidos en Viña Cobos y de sus más cercanos colaboradores, el enólogo comentó el motivo de su gira sudamericana.

–¿Por qué eligió a Paraguay para conmemorar este aniversario, a sabiendas de que no tiene una tradición vinícola?

–Estamos aquí porque vemos un mercado creciente, una sed por el buen vino, hambre por el buen vino. Y eso es lo que hacemos, amamos ser parte de un mercado en desarrollo, nos gusta lo que vemos en Paraguay. Es mi primera vez aquí, estaba emocionado por venir a un lugar nuevo, conocer su cultura y familiarizarme más con el mercado. También estamos aquí para celebrar 20 años de Viña Cobos, que es algo único en el mundo, al menos en el mundo del vino, porque enfrentamos tantos desafíos, sobre todo desafíos financieros, es notable que todavía existamos hoy, pero teníamos un sueño y mucha energía, entonces sobrevivimos a los momentos difíciles.

–¿Cómo transcurrieron estos 20 años, qué avances experimentó la viña en este tiempo y cómo logró trascender al mundo entero?

–En los últimos 20 años hemos estado construyendo la cultura de la compañía. Siempre tuvimos una visión clara: la calidad era nuestra meta y hacer notar al mundo la calidad del vino que puede ser producido en Argentina. Ese fue nuestro principal conductor: pasión por Argentina, lo que podemos hacer allí, y ayudar a llevar ese mensaje al resto del mundo.

–¿Por qué eligió Mendoza para establecer su viñedo, qué bondades observó, qué características la hacían ideal para producir uva y elaborar los vinos?

–Es un poco difícil de explicar, porque es un sentimiento que se tiene por un lugar. Es como la expresión: “El todo es más grande que una de sus partes”, tienes un sentimiento desde la gente, la cultura, otros elementos que son el suelo y el clima. En parte creo que es por el sentimiento, porque implica mucho trabajo; obviamente, todos los lugares que hacen buen vino tienen cualidades únicas. Parte de ello hace a Mendoza, se siente bien cuando trabajas allí, supongo que es por el sol, es el clima, es la belleza, la gente, la calidad de vida. Pero también, los mendocinos son trabajadores, de mente abierta y toman riesgos, son agradecidos y quieren aprender, quieren crecer, quieren experimentar. Esto no es muy común y creo que es una de las razones por las que Argentina ha crecido tan rápido en los últimos 20 a 25 años.

–¿Cuántas veces al año visita el viñedo para controlar la producción?

–Vine (a Argentina) en febrero y marzo, a inicios de la cosecha. Después nuevamente a fines de marzo y abril, y luego en julio, que es cuando se completa la cosecha y también cuando se completa la producción para controlar que todo salga bien. Esta vez vine para chequear los planes finales, pero también por las condiciones de la primavera, como estamos en el comienzo de los preparativos para la próxima cosecha.

–¿Cómo es saberse un referente del vino en el mundo entero, cómo se siente al respecto?

–Es muy satisfactorio sentirse una referencia, pero también es una gran responsabilidad. Una vez que te conviertes en una referencia todos se fijan en ti y no quieres verte estúpido (risas). Pero también la referencia ha cambiado, probablemente no ha cambiado mucho en el mundo antiguo, pero cuando tomas una nueva región o nuevas áreas en desarrollo, requiere mucha energía enfocarse en innovación, conocimiento, esa referencia continúa moviéndose y queremos ser líderes en eso, queremos liderar el desarrollo de la referencia.

–¿Y cómo hace para superarse día a día, para que esa referencia siga aumentado?

–Queremos ayudar a guiar esa referencia, la referencia no es un status quo. Si vas a Francia, donde tienen 200 o 300 años de historia, la referencia es estable, pero nosotros tenemos que innovar, tenemos que ser mejores, tenemos mucho más por estudiar y aprender. Pero ese es un rol muy satisfactorio de ejercer, nuestro equipo se construyó para hacer eso; en otras palabras, si lograr 100 puntos en un vino, no van a decir: “ya estamos, lo hicimos”. Eso significa que la nueva base, la nueva referencia ha sido establecida, y ahora vamos a la siguiente montaña más alta. Esto es lo que amo de nuestro equipo, ellos siempre quieren incrementar las mejoras.

–¿Cuántos tipos, varietales y marcas de vinos producen?

–El plan original de negocios era solo una marca, pero por varias situaciones, fuimos forzados a hacer otros niveles de vino. Puedo mencionar los varietales: Málbec, cabernet souvignon, cabernet franc, pinot y chardonnay. Tenemos 20 rótulos y cuatro marcas: Felino, Cocodrilo, Bramare y Viña Cobos.


Es mi primera vez en Paraguay. Estaba emocionado por venir, conocer su cultura y familiarizarme con el mercado.

Con Viña Cobos, la calidad era nuestra meta y hacer notar al mundo la calidad del vino que se produce en la Argentina.

Forbes lo nombró el Steve Jobs del mundo del vino
La Revista Forbes nombró a Paul Hobbs como el Steve Jobs del vino, en el 2013, por todos sus logros en la industria vinícola. Además se convirtió en el pionero del malbec en EEUU, en donde difundió el gran potencial de este varietal. Ahora se dedica a dar consultorías sobre vinos en el mundo.

Clase magistral y cata especial
Paul Hobbs llegó al país acompañado por los líderes del equipo técnico de Viña Cobos, el enólogo Andrés Vignoni y el ingeniero agrónomo, Facundo Impagliazzo. Parte del recorrido consistió en ofrecer una Master Class en la que presentaron una selección especial de vinos, un viaje a través del tiempo, de las experiencias y la evolución de Viña Cobos. El cierre fue con un broche de oro: el Cobos Malbec 2017, que saldrá al mercado en 2020. Durante su clase se degustaron: 2003 Cobos Malbec, 2003 Bramare Cabernet Sauvignon Marchiori Vineyard, 2017 Bramare Chardonnay Los Arbolitos Vineyard, 2015 Bramare Malbec Chañares Estate, 2016 Bramare Malbec Zingaretti Estate y 2017 Cobos Malbec.

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