–¿Por qué enfatiza en el planteamiento de un cambio de conducción y dirección en la OEA?
–Porque creo que, luego de 71 años, es el turno de nosotras, las mujeres. Nunca hemos tenido una secretaria general, e igualmente importante es la renovación de la organización. Si leemos la carta fundacional, los principios siguen intactos, y hay que aterrizarlos con el mundo de hoy. Preocupa que en muchos de los países no se conoce que la OEA debe trabajar en cuatro pilares: El de desarrollo, el de seguridad multidimensional, derechos humanos y democracia, y que esos cuatro pilares están interconectados. La OEA tiene que responder a los 34 países miembros.
–¿Fueron atendidas las necesidades de países como Paraguay?
–Para un país como Paraguay, que es un país sin litoral, muy vulnerable al cambio climático, la agenda sobre este fenómeno está prácticamente ausente de la OEA. Qué pasa con las sequías, con las inundaciones, con la capacidad de adaptación que deben tener los países; cómo aporta la OEA en los grandes debates en materia de cambio climático y de las distintas vulnerabilidades. Yo conozco muy de cerca la agenda de los países sin litoral porque trabajé como presidenta de la Asamblea General de la ONU, muy de cerca con la delegación de Paraguay, que tiene un rol de liderazgo mundial en este tema, por un lado. Luego el asunto, por ejemplo, del fortalecimiento de capacidades; he analizado, entre otras cosas, la composición de los altos cargos directivos en la OEA y no hay profesionales paraguayos, y de muchos otros países que están subrepresentados. La OEA tiene un programa de becas, por ejemplo, pero que es distribuido de manera muy dispar y que beneficia y ha beneficiado a muy pocos jóvenes paraguayos profesionales.
–¿Esta carencia de representación paraguaya en altas esferas pudo incidir en la falta de aportes a la solución de problemas del país?
–Por supuesto. Yo creo que precisamente la magia del multilateralismo es la igualdad soberana de todos los estados. Independientemente de su tamaño, de su población, de sus aportes, todos son iguales y todos tienen algo que ofrecer, pero también derecho sobre la organización. Todos deben estar representados por igual en su brazo ejecutor, que es la secretaria general. Y yo conozco bien cuando hablo de la capacidad profesional de los paraguayos y paraguayas. Cuando fui presidenta de la Asamblea General de la ONU, la persona más cercana en mi equipo de trabajo era una diplomática paraguaya. Pero a la vez, el programa de becas está prácticamente sin potenciar sus capacidades. Cuántos jóvenes paraguayos se beneficiaron con el programa de becas, cómo está el pilar de desarrollo; tiene mucho que ver con el comercio, interconectividad, que es fundamental para un país sin litoral, sobre todo para uno que está en un espacio como de enclave con dos de los grandes sudamericanos. Como presidenta pude construir acuerdos entre 193. Aquí el reto es construir esos acuerdos entre 34.
–En cuanto a la transparencia electoral en los estados, ¿cómo ve la lucha contra el ingreso del narcotráfico en la política, recordando que Paraguay puso en vigencia una nueva ley sobre el tema?
–Las misiones de observación electoral de la OEA tienen una larga historia y han sido una huella, un emblema de la organización, pero lo importante es que estas misiones hagan un trabajo preventivo, también de acompañamiento, de fortalecimiento de las instituciones electorales de los países, es decir, ponerle más foco a acompañar a los estados en sus procesos electorales. La transparencia del gasto electoral es muy importante, no conozco directamente la ley paraguaya, pero creo que todo esfuerzo que esté orientado hacia transparentar los procesos de financiamiento de las campañas electorales son iniciativas que fortalecen las democracias.
–¿Es complicado competir para un cargo ocupado históricamente por hombres en tiempos en que aún no es del todo reconocida la igualdad de género y la paridad?
–Yo creo que las mujeres merecemos estar en un espacio de decisión y de liderazgo, yo creo que nos hemos ganado ese espacio de alguna manera y siempre tenemos que saber que cuando estamos en estas batallas por espacios de toma de decisión, tenemos no solamente la responsabilidad de representarnos, sino de representar a las otras que vendrán, es decir, esta figura de romper el techo de cristal lo tenemos que hacer de manera permanente. Durante toda mi vida profesional he luchado por también traer conmigo a mujeres jóvenes que tienen ese potencial, que tienen liderazgo y que a veces tienen miedo de entrar en esos espacios tan masculinos, tan marcadamente machistas, porque el desgaste es enorme, pero soy una firme convencida de que tenemos ese derecho y que tenemos que luchar por esos espacios que nos hemos ganado. Lo que nos pasa a las mujeres es que debemos demostrar doblemente que somos capaces y que somos competentes.
–¿Considera que la mujer debe ocupar más espacios de poder?
–Fui la primera mujer de América Latina y el Caribe en ejercer la presidencia de la Asamblea General de la ONU y realmente sentía que estaba ahí por alguna razón, me rodeé de mujeres jóvenes, trabajé en una iniciativa que se llamó Mujeres en el poder, un sistema de mentoría e intercambio entre mujeres presidentas jefas de Estado y de Gobierno, con líderes jóvenes, mujeres que les interesa la política, que quieren hacer la diferencia, que quieren estar en lugares de liderazgo. A veces no en el mundo de la política propiamente, pero sí en el sector privado o la sociedad civil, quieren tener ese rol de liderazgo, así que tenemos esa responsabilidad por nosotras y por las que van a venir, y creo que es casi un imperativo, una obligación, si tenemos la oportunidad, tenemos que ocupar esos espacios que nos merecemos.
–¿Qué lecciones pueden rescatarse de las situaciones de convulsión social y política que caracterizaron al 2019 en varios países?
–Primero, una lección para la OEA que es imprescindible afinar y potenciar, es el trabajo preventivo, el trabajo de alerta temprana, los mecanismos que puede poner la OEA a disposición de los países para procesos de mediación, pero para eso hay que tener neutralidad y hay que tener imparcialidad, y la segunda gran lección es el combate a las desigualdades, el combate a la pobreza son fundamentales, porque países donde hay oportunidades, donde hay acceso al trabajo decente, donde tienes una atención de salud garantizada, educación de calidad, son, por naturaleza, sociedades mucho más pacíficas y más conformes; luego me parece que el otro gran aprendizaje es la necesidad de conectar más a la clase política, aquellas personas que toman decisiones, con las necesidades de la gente, es decir, no perder la capacidad de diálogo y de escucha, lo cual es lo que está necesitando la gente, qué es lo que quieren, qué aspiran, cuál es su mirada de futuro y cuáles son sus sueños.
–¿Qué opina de la crisis política y humanitaria de Venezuela? ¿Cree que la OEA ha hecho lo suficiente para lograr una solución?
–Es indiscutible que la crisis venezolana ha sido uno de los temas que más ha dividido a la región, y lamentablemente no ha logrado su propósito, yo creo que el propósito es lograr la paz, la tranquilidad, la estabilidad, el bienestar de los venezolanos. Con los intensos flujos migratorios que estamos viendo de personas venezolanas, hemos visto varias iniciativas pero que no han llegado a buen puerto, creo que la OEA también ha agotado su capacidad de ser interlocutor válido en este conflicto, es por eso que hemos visto muchas otras iniciativas que han surgido, el grupo de contacto con la Unión Europea, la iniciativa de diálogo promovida por Noruega y por Barbados, el propio Grupo de Lima, pero realmente yo creo que han sido esfuerzos precisamente por una falta de respuesta institucional de la OEA. Es momento de reevaluar las estrategias, de lanzar un proceso renovado y fresco de diálogo influyente.
–¿Tiene suficiente peso político la organización para este tipo de convulsiones en los distintos países?
–Creo que lamentablemente hemos visto en muchos países procesos que se han desatado y la OEA tendría que ser vista como una fuente de construcción de acuerdos, como un potenciador del diálogo, una secretaria general que realmente también sea vista como una persona independiente, una persona sin agenda personal, una persona que responde a las decisiones que toman los estados y que es vista como una persona imparcial y que puede convocar a todos los sectores.
–¿No se dio eso con la gestión actual porque se la asocia con un sector?
–Sí. Y definidamente en mi trayectoria profesional he mostrado ser una persona absolutamente ecuménica, imparcial, cuando se requiere de construir consensos. En estos momentos, la ONU es precisamente un terreno complejo de manejar, y fui capaz de poner a 193 países juntos para llegar a acuerdos que beneficien a todos en temas muy complejos, como desde la reforma del Consejo de Seguridad que es uno de los temas que más polarizan, acuerdo sobre la cobertura universal de salud que tiene distintas visiones de intereses, lograr acuerdos en temas polémicos como el asunto migratorio.
–¿Países como Paraguay deberían tener más atención a partir de ahora?
–Es el momento de los países que no han tenido el espacio suficiente y la atención suficiente en la agenda de la OEA como los del Caribe, como los estados sin litoral, sus agendas, sus prioridades, para países como Paraguay, los temas de interconectividad; hay todo una agenda de trabajo, una comisión interamericana de puertos que tiene que potenciarse y que tiene que mirar de manera especial a los países que tienen acceso al litoral, cuáles son. Y temas como el dengue, son un indicador de los efectos del cambio climático, la potenciación del dengue, la ubicación geográfica del dengue, y hay que trabajar de la mano con la Organización Panamericana de la Salud, que es un cuerpo articulado a la OEA. Qué capacidad de respuesta se puede dar a los países, sistemas de alerta temprana, apoyo, acompañamiento, en fin, hay tanto que hacer, y vuelvo a decir, la agenda de desarrollo y la agenda de seguridad multidimensional han sido absolutamente dejadas de lado y la agenda de la OEA ha sido prácticamente monotemática.
–¿Es importante reducir las desigualdades y la fragmentación del nexo de la clase política con la ciudadanía?
–Hay una sensación no solamente en el Hemisferio Occidental sino en el mundo entero, de desconexión entre las clases dirigentes y la ciudadanía. Cuando hay desconexión y no se sienten escuchados, no se sienten representados, no hay respuesta a sus necesidades, se generan desencuentros y nuevamente creo que la clave es el trabajo preventivo. Latinoamérica y el Caribe siguen siendo una de las regiones más desiguales del planeta, luego del África. Creo que las brechas de desigualdad deben ser atendidas de manera urgente, esa es la mayor vacuna y estrategia de prevención y en eso la OEA ha estado ausente, de los grandes debates de desarrollo, no la vemos como interlocutora.
–¿Los cambios que plantea deben darse en la OEA, tendrían lugar si gana Almagro o el peruano Hugo De Zela?
–Yo creo que la persona que está trayendo un plan de trabajo, una propuesta renovadora realmente de fortalecimiento del carácter multilateral de la OEA con todos sus beneficios, he sido yo. He planteado una propuesta completa. Creo que es momento, luego de 71, para las mujeres, y soy conocida por cumplir con mi palabra, cuando fui elegida por los estados para la presidencia de la ONU, dije que iba a trabajar en siete prioridades y el último día pude entregar un informe habiendo cumplido todas mis promesas, incluida la de retirar el plástico de un solo uso de todas las sedes de la ONU en el mundo.
–¿Qué críticas formularía a la conducción del Organismo en los últimos años?
–Es evidente que el hemisferio ha pasado por un proceso de polarización donde los mecanismos de diálogo y procesamiento adecuado de las diferencias han hecho falta. Creo que un secretario general tiene que ser ese puente de diálogo, esa persona que favorece la construcción de acuerdos y empuja y lidera a los países para que se encuentren en los puntos donde coinciden y en los puntos donde hay diferencias, el secretario general tiene que ser un gran mediador y tiene que ser un líder que ejecute las decisiones de los estados. El secretario general no tiene que dar opiniones, sobre todo no alimentar las divisiones y la polarización, no emitir juicios de valor, simplemente representar.
Entrevista a María Fernanda Espinosa, candidata a liderar la OEA
Es la primera mujer en postularse a la Secretaría General en 71 años de historia, pero el tipo de cargo no es una novedad para la ecuatoriana, ya que fue presidenta de la Asamblea General de la ONU.
Considera que es el turno de las mujeres y que, por tanto, deben ocupar espacios de decisión y liderazgo, aunque se requiera de doble esfuerzo.
Cuestiona que problemas del Paraguay, como el dengue, no estén en agenda y celebra esfuerzos por transparentar el financiamiento político.
Tres candidatos compiten para conducir la OEA tras protestas sociales
Además de María Fernanda Espinosa, aspiran a dirigir la OEA dos candidatos más, que deberán afrontar un momento de convulsiones sociales en diferentes países como Chile, Bolivia, Ecuador, entre otros, y la extendida crisis de Venezuela.
Las elecciones se realizarán el próximo 20 de marzo en Asamblea General, con participación de los 34 países miembros activos, lo que excluye a Cuba, ya que esta nación desde 1962 no participa.
REELECCIÓN. Uno de los postulados es el actual secretario general, el uruguayo Luis Almagro, quien apunta a su reelección, pero sin apoyo de su país. Fue respaldado por el presidente de Colombia, Iván Duque.
Almagro tiene en su contra la situación venezolana ante la cual a pesar de los numerosos intentos no han encontrado una salida.
TRAYECTORIA. Por otro lado, se alista a competir el diplomático peruano Hugo De Zela, quien se desempeña como embajador de su país ante la Casa Blanca. Fue propuesto por su presidente, Martín Vizcarra, a diferencia de los otros dos candidatos que no son apoyados por sus países, y sugerido como mediador de los conflictos regionales.
Fue vicecanciller de Perú (2018 al 1019) y en dos oportunidades jefe de Gabinete en la OEA (1989 a 1994 y 2011 a 2015). Recientemente, fue uno de los proponentes de una nueva estrategia para solucionar la crisis en Venezuela.
Lo que nos pasa a las mujeres es que debemos demostrar doblemente que somos capaces y que somos competentes.
En la composición de altos cargos de la OEA no hay paraguayos, lo que podría incidir en la falta de aportes a la solución de problemas.
Paraguay es vulnerable al cambio climático y la agenda sobre este fenómeno está prácticamente ausente de la OEA.
Fernanda Espinosa,
candidata a liderar la OEA.
Para hacer historia
María Fernanda Espinosa. La ex canciller de Ecuador fue propuesta para dirigir la OEA por Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas. De 2018 a 2019 se desempeñó como presidenta de la Asamblea General de la ONU, siendo la primera latinoamericana en el cargo. Actualmente se proyecta en convertirse en la primera mujer en llevar la conducción de la OEA.