El experto en energía Victorio Oxilia, ex secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), cuestiona la improvisación paraguaya en Itaipú. Señaló que los sucesivos gobiernos “se han enfocado en soluciones rápidas” en la binacional, en situaciones coyunturales, cortoplacistas, atendiendo a reivindicaciones o demandas de políticos “amigos”. Afirmó que Itaipú, bajo el discurso de “factor de desarrollo para el Paraguay”, plantea una gran contradicción, pues privilegia a un grupo y no a todos los paraguayos. Sobre la tarifa 2022, ve muy difícil que Paraguay consiga el objetivo de mantenerla en USD 22,60 kW/mes, porque eso representaría una erogación millonaria para Brasil. Lamentó también que Paraguay se encuentra en una situación de “fricción diplomática que no colabora” para los acuerdos en la binacional, y apuntó que el Gobierno carece de una estrategia clara para avanzar hacia la revisión del Anexo C en el 2023.
–¿Qué piensa de las actuaciones –o de la falta de actuaciones– del Gobierno en el caso de la definición de la tarifa de Itaipú 2022?
–En primer lugar, creo que hay un error histórico con relación a Itaipú, que este gobierno no ha corregido: el rumbo. Hasta este momento, como ciudadanos no vemos los verdaderos beneficios de Itaipú, porque en ningún momento Itaipú se incluyó de manera responsable, seria y profunda en los planes de desarrollo socioeconómico del país. Hasta ahora lo que hemos visto en ese sentido en todos los gobiernos es que se han enfocado en soluciones rápidas. Inclusive los proyectos sociales, que podrían haber sido de mayor impacto, se han enfocado en situaciones coyunturales, cortoplacistas, atendiendo muchas veces a ciertas reivindicaciones o demandas de políticos amigos. El pueblo paraguayo hasta ahora no ha visto un impacto evidente de Itaipú en el desarrollo (...). A excepción de la energía que nos llega a la casa, que no es de la mejor calidad (…).
–¿Y los royalties, la compensación por energía?
–Todavía, después de 40 años de funcionamiento de la Central, de miles de millones que nos llegaron de royalties y compensación por cesión de energía, todavía tenemos falencias. Itaipú no ha significado un gran impacto para la vida de los siete millones y tantos de paraguayos. Eso es lo que importa finalmente, porque es el pueblo paraguayo el dueño del recurso, y hasta ahora no se ha visto beneficiado.
–Entonces, ¿qué esperar?
–Las expectativas son muy grandes (...), porque estamos a las puertas, prácticamente a un año y poco, de la revisión del Anexo C. ¿Y dónde hay un plan serio, una estrategia responsable de cómo incluir Itaipú, ya sean los beneficios de la explotación del recurso natural que es el potencial hidráulico, o bien de la compensación por cesión de energía, o bien de los recursos que recibe la ANDE, u otros que se planeen realizar o aplicar al caso Itaipú en la revisión del Anexo C? (...). Lo que se ha hecho fue en general, atendiendo a demandas coyunturales, puntuales, de políticos amigos generalmente. Entonces, Itaipú privilegia realmente a un grupo, y no a todos los paraguayos, esa es la gran contradicción porque el discurso dice: “Itaipú es un factor de desarrollo para el Paraguay”, hay que preguntarse para quiénes dentro del Paraguay.
–¿Qué beneficios entonces trajo Itaipú?
–Podría decir que hasta el momento la que consiguió un beneficio interesante para los paraguayos fue la ANDE, en el 2002, y en el 2007 con el Instrumento de Compromiso, que hace que la ANDE tenga una tarifa más barata. Estamos pagando la mitad de lo que paga un brasileño (…). Hubo un beneficio que se va a conservar hasta el año 2023. Habrá que preguntarse qué hizo este gobierno hasta ahora para que este acuerdo se extienda, o que se tenga uno semejante a partir de agosto del 2023. Son muchas las responsabilidades que pueden quedar en manos del próximo gobierno, que se va a inaugurar con dificultades cuando asuma sin tener una línea trazada, un terreno abonado, fertilizado para poder plantar y después cosechar. Estamos en una situación irresponsable (…). Olvidé decir que hay que destacar también lo del acuerdo Lula-Lugo, donde se triplicó la compensación por cesión de energía. Aún así (…), ¿dónde está un análisis del Gobierno de esos miles de millones de dólares que recibimos en cuarenta años?
–¿Qué nos espera en la revisión del Anexo C?
–No hay una preparación, hay mucho ruido alrededor. Se formó una comisión asesora ad honórem que trabajó unos meses, los documentos que se originaron, lo que se publicó allí inclusive son incompletos. No incluyeron algunas propuestas que hice en su momento. Después se formaron grupos de trabajo, de funcionarios y consultores pagados, a partir del 31 de diciembre del año 2019. Trabajaron también, produjeron documentos. Hasta este momento lo que tenemos es un montón de informes (...), pero ninguna línea, ninguna directriz clara del Gobierno.
–¿Como en el caso de la tarifa de Itaipú 2022?
–¿Dónde se evidencia esa carencia de estrategia, de una visión de largo plazo o al menos de mediano plazo? En la dificultad que tuvo el presente gobierno en definir una posición con relación al presupuesto del año 2022. Una indefinición que duró casi todo el 2021, y solamente a fines del año pasado, el Gobierno expresó públicamente y ante Brasil la posición de mantener la tarifa, una estrategia válida hasta que se revise el Anexo C, que era una propuesta que surgió en la sociedad civil (...). Recuerdo que los cancilleres destacaron que este gobierno iba a preparar el terreno para la revisión del año 2023, pero dónde está esa preparación, es un misterio. Sería una irresponsabilidad muy grande dejar las acciones en manos de las siguientes autoridades. Comenzar a moverse recién en agosto del 2023 cuando asuma el nuevo gobierno sería un pecado, porque Itaipú no tiene que ver con el gobierno actual ni el anterior, ni el próximo, es una política que debe ser transversal, plurianual, traspasar gestiones gubernamentales.
–¿Qué opina de Brasil y la tarifa provisoria que están pagando en Itaipú?
–El Estado eléctrico brasileño tiene un mercado muy complejo, con actores públicos y privados, no es solamente Eletrobras el que está presente allí, hay otros. Es un mercado, por lo tanto, que necesita seguridad (…). Lo que hizo Brasil, yo diría que de manera muy prudente, cuando vio que la cosa no se estaba resolviendo, estableció una tarifa provisoria de Itaipú para el mercado eléctrico brasileño ya en diciembre, y luego en enero la ratificó, pero con el valor bien definido de USD 18,95 kW/mes, que justamente es la tarifa que venía proponiendo hace rato (...). Sinceramente creo que va a ser muy difícil elevarla, no imposible, porque si la van a elevar de USD 18,95 kW/mes a USD 22,60 kW/mes serían casi USD 4 kW/mes de diferencia, van a tener que sacar de algún lugar el dinero. Hablamos de 10 millones de kW al mes, que dan como USD 40 millones, un poco menos en realidad, como USD 35 millones al mes. ¿De dónde van a sacar esa plata?
–¿Brasil está en la cómoda posición de la aplicación del Anexo C?
–Comodísima. El instrumento jurídico les avala. Claro, hacen uso del instrumento jurídico cuando les conviene. No vamos a decir que Brasil fue legalista todo el tiempo, no es cierto. Pero saben utilizar la norma, tienen experiencia en la negociación con Paraguay. Saben que Paraguay está en una situación muy delicada. En primer lugar, la ANDE ya le debe dinero a Itaipú; desde el año pasado hay una deuda con Itaipú que no sé hasta qué punto se saldó, y la ANDE, en coherencia con la posición paraguaya, dice que va a pagar USD 22,60 kW/mes.
–¿Existen culpables de esta situación?
–¿De quién es la culpa? En una negociación cada parte va a intentar defender su posición. ¿Es culpa de Brasil que nosotros no consigamos las cosas? No, es nuestra culpa, porque es nuestro deber hacer que nuestras posiciones sean atendidas, sean escuchadas. Es nuestra responsabilidad convencerles de nuestros objetivos, y mostrarles que finalmente puede que ganemos los dos, o primero más nosotros y luego ellos.
–¿Cómo analiza la disminución del precio de la energía eléctrica en Brasil, del 20% anunciado públicamente por Jair Bolsonaro?
–En primer lugar, el incremento de la tarifa para los usuarios brasileños se dio en setiembre del año 2021. Estaban pagando sobrecostos térmicos (...). En Brasil estaban con una crisis hídrica desde setiembre, sus hidroeléctricas tenían embalses casi vacíos, con un 20% o una cosa así, que nunca se había dado (...). Como sus embalses están en un nivel interesante, claro haciendo también uso de la cuestión política, Bolsonaro adelantó algo que estaba previsto ocurra el 30 de abril, que es la desaparición de ese sobreprecio térmico (…). No tiene que ver de manera directa con la tarifa de Itaipú (...). El precio de Itaipú afecta a las distribuidoras, que cada tanto deben presentar a la agencia reguladora sus costos para hacer el reajuste o revisión tarifaria. Aquellas concesionarias que reciben la energía de Itaipú van a pagar menos, pero será una cuestión adicional a lo que tiene que ver con el sobreprecio térmico.
–¿Cómo superar este impasse que tenemos en la binacional con respecto a la tarifa 2022?
–Negociando con experiencia, con cordura, con patriotismo, con base en análisis, estudios, en una planificación, en una estrategia bien definida. En nuestra historia, ninguna negociación exitosa con los brasileños se dio de manera improvisada, fueron cuestiones discutidas ampliamente, y cada vez que se entendió eso, teniendo claro lo que se quiere con Itaipú, clara la estrategia, se consiguieron resultados con los brasileños. No es imposible. Si los brasileños son tan malos, por qué entonces se consiguió el memorándum en el año 2002, y después en el año 2007 el Instrumento de Compromiso, o el acuerdo Lula-Lugo, y con Nicanor la rebaja de la doble indexación en el año 2006 creo.
–¿Qué influencia puede tener la situación actual en la definición de la tarifa 2023 y en la revisión del Anexo C?
–Tendríamos un ambiente tenso para negociar. El ambiente malo en la negociación no nos benefició en la historia. Tenemos que llegar a un acuerdo, o bien un ambiente malo con objetivos claros, o bien un ambiente mejor que facilite que podamos implementar esos objetivos. Por un lado, estamos en una situación de fricción diplomática que no colabora para los acuerdos en el futuro. Por otro lado, si no tenemos una estrategia clara, estudiada, no vamos a poder avanzar hacia una buena revisión del Anexo C, porque desde Brasil ya tienen análisis, estudios, escenarios definidos.
–¿Brasil quiere la tarifa lo más baja posible?
–¿Quiénes quieren la tarifa más barata en Brasil? Porque allá, el brasileño no está muy consciente de lo que significa Itaipú, pero quiénes sí, los industriales, principalmente las industrias del estado de São Paulo, de Río de Janeiro, de Paraná, de Río Grande do Sul, de Minas Gerais, los empresarios de esos estados, que son poderosos, con mucho lobby, mucha presencia en el Gobierno, en el sentido de presionar, de ser escuchados, que quieren la tarifa lo más baja posible, ya sea mediante el acceso a esa energía por medio del mercado libre, de la contratación libre, o bien a través de Eletrobras y las concesionarias. Ellos están en esa tesitura, están caminando de manera segura y firme hacia ese objetivo. Nosotros también queremos una tarifa baja, no es que sea un absurdo pensar en la tarifa baja, y la ANDE seguramente también, para apoyar nuestra industria y más (…). Así como las rentas petroleras ayudaron a los países petroleros para que estos se transformen (…), esperamos lo mismo de Itaipú. La posición siempre ha sido tarifa de la energía baja para la ANDE y buenos precios para venderla al Brasil, para la exportación.
- El discurso dice: “Itaipú es un factor de desarrollo para el Paraguay”, hay que preguntarse para quiénes en el Paraguay.
- Estamos en una situación de fricción diplomática que no colabora para que se llegue a acuerdos mejores (en Itaipú).
- (La falta de estrategia en Itaipú se evidencia) en la dificultad con relación al presupuesto del año 2022.