Superar estos desafíos es crucial para fomentar un crecimiento económico sostenible y generar empleos de calidad en el país, afirma en dicho informe, Julio Fernández, economista jefe senior del CEE, quien explicó que desde la implementación de políticas de atracción de inversiones en 1994, la industria paraguaya prosperó en que el sector manufacturero creció más de 24 veces. Actual-mente, el 68% de las exportaciones industriales provienen de las maquiladoras, un aumento significativo en la última década.
El economista significó que el país también se destaca por su grado de apertura comercial, posicionándose como el segundo país más abierto de la región. “Asimismo, Paraguay tiene un grado de apertura comercial del 72,6%, lo que refleja su integración en el comercio internacional, ocupando el segundo lugar en la región después de Chile”, dijo.
Fernández resaltó que el crecimiento económico no es casual, pues desde la década del 90, se implementaron diversas reformas, como la Ley de Responsabilidad Fiscal, en 1994, y la modernización del sistema financiero. Las políticas de ajuste estructural, junto con un enfoque en la sostenibilidad fiscal, permitieron a Paraguay mantenerse resiliente frente a una crisis, como la del Covid-19.
No obstante, a pesar de estos logros, Paraguay enfrentar retos significativos, como el fortalecimiento de la infraestructura nacional sobre la que destaca Fernández que la principal es el sector de transporte, donde la necesidad asciende a USD 8.285 millones.
En cuanto a la energía eléctrica, refirió que Paraguay tiene la oportunidad de aprovechar su producción, impulsando negocios como centros de datos, siderurgia, fabricación de aluminio y la electromovilidad, crucial para reducir el impacto ambiental. Habló del incremento del valor agregado de las exportaciones: Pasar de USD 15.000 por 10 toneladas de algodón a USD 1.000.000 por 50.000 camisas podría traducirse en mayores ingresos y más empleos, resaltó.