Los presidentes ratificaron su compromiso con el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la plena vigencia del Estado de derecho, los principios del derecho internacional, la protección de los derechos humanos y el crecimiento económico. Sin duda, pilares fundamentales de cualquier ambición de desarrollo nacional y regional.
Los acuerdos pusieron gran énfasis en el fortalecimiento, dinamización y actualización del Mercosur, con énfasis en la intensificación de las negociaciones externas, que permitan una mayor inserción internacional del bloque. Asimismo, se comprometieron con la eliminación de restricciones internas que limitan o imposibilitan el libre intercambio de bienes y servicios o profundizan los desequilibrios estructurales, monetarios y fiscales de los Estados parte.
En el ámbito comercial, resaltaron la reducción del arancel externo común (AEC), acordada en 2022, y reafirmaron la necesidad de dar continuidad, en este nuevo contexto, al proceso de revisión integral del AEC para fortalecer su consistencia y reducir su dispersión.

En el mes de julio de este año se dará inicio también al nuevo régimen de origen Mercosur (ROM), instrumento que busca simplificar y facilitar el comercio, la integración de los sectores productivos y la adaptación a la realidad de los flujos nacionales e internacionales.
En materia macroeconómica, pusieron especial atención a las políticas que busquen resiliencia económica y mitiguen los efectos de los fenómenos climáticos extremos en la región. América Latina es una de las regiones que más están sufriendo las consecuencias de las tormentas tropicales, la sequía y olas de calor, el aumento del nivel del mar y del deshielo de glaciares, y de lluvias de manera pronunciada, lo que genera deslizamientos de tierras e inundaciones.
La estabilidad monetaria, financiera y de precios en los Estados parte del Mercosur fue un tema particular buscando una mayor convergencia macroeconómica, condición fundamental para profundizar la integración regional. El significativo aumento de los precios, especialmente de alimentos, en todos los Estados parte fue motivo de preocupación. Por lo que destacaron las contribuciones de la agricultura familiar a la producción alimentaria, al desarrollo sostenible y a la economía de los países, ya que promueve mayores oportunidades para las poblaciones rurales.
La integración energética regional, en particular la interconexión eléctrica y gasífera, con miras al pleno aprovechamiento de las complementariedades de los diferentes recursos de cada país y una mayor incorporación de fuentes energéticas renovables a las redes de distribución fue otro de los temas relevantes tratados.
La agenda destacó la relevancia de las mipymes y de emprendedores en las economías del bloque y la necesidad de favorecer la integración en temas, como el intercambio de información y el comercio electrónico. Hay que recordar que en Paraguay las mipymes dan trabajo al 80% de la población ocupada.
Más allá de los acuerdos entre los países, Paraguay debe avanzar en las profundas transformaciones que posibilitaría una mejor integración al bloque y aprovechar las oportunidades que ofrece este bloque y su proceso de integración a nivel global.
Una estructura económica basada en la producción de bajo valor agregado y con una población en edad de trabajar que no logra tener al menos educación media, será poco probable aprovechar todas las ventajas de las resoluciones anteriores.