Ambas novelas, junto a su producción poética y publicaciones de denuncia política, con el telón del exilio y los regímenes militares en el Cono Sur, son parte de la compilación de la editorial Arandurã que será presentada ese día en Asunción.
El volumen está precedido de un estudio de Mariano Montero sobre el itinerario intelectual de Silva que lleva como título “Escribir sobre el pueblo o escribir con el pueblo”, la interrogante expresada por el novelista en 1972 en Costa Rica en un seminario de escritores latinoamericanos.
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Para entonces había publicado Rebelión Después (1970) y estaba a cinco años de alumbrar General, General, novelas que para Montero solo se enhebran si se tiene como referencia el contexto de la dictadura representada en Paraguay por Alfredo Stroessner (1954-1989).
“Si nos centramos en la naturaleza represiva y criminal del régimen de Stroessner, entonces sí son complementarias. Ese es el elemento que las une. En ambas se expone el verdadero rostro de un régimen que en aquellos años intentaba presentarse al resto del mundo como una democracia representativa, con ""elecciones libres”, dijo Montero,
Sin embargo, ambas presentan " registros diferentes”, oscura la primera y con mayor humor ácido la segunda.
Para Montero, en la primera predomina “una atmósfera kafkiana y que también recuerda al Pedro Páramo de Rulfo, en donde el protagonista, un joven apolítico, no sabe muy bien el motivo de su detención y tortura”.
Y en “General, General, Lincoln centra más sus dardos en ciertos vicios mesiánicos de algunos líderes de izquierda”, dijo Montero en referencia a su protagonista, el líder de una revolución que se apoya en una tribu indígena de Paraguay y ejerce como una especie de chamán marxista.
Montero observa que el título indujo a muchos lectores a incluir General, General en el subgénero de novelas de dictadores latinoamericanos.
” Es muy común, que la gente se confunda pensando que la novela habla de un dictador. Esto llevó a que Lincoln, en entrevistas años después, expresara que el día que la reeditara, le cambiaría el título por ""Salvador Salvador"" o ""Liderazgo Suicida”, apuntó el experto.
En cualquier caso representan el compromiso de un narrador que renegaba del escritor “apolítico”, pero consciente del peligro de devaluar la obra cayendo en el panfleto.
Así se recoge en su intervención en Costa Rica, presente en el volumen, junto a otros ensayos incluidos en la sección Textos militantes (urgentes), compuestos durante los exilios de Silva en Argentina y Holanda.
La publicación aúna asimismo el poemario completo de Silva, desde No te diré el lugar de donde vengo, publicado en bilingüe castellano-neerlandés en Amsterdam (1984), y Sortilegio que supuso nuestro apoteosis, en Asunción en 2007, a su retorno de Europa, bastantes años después de la caía de Stroessner.
Además de textos breves y cuentos publicados en revistas literarias y diarios que se complementan con un anexo de fotografías de Silva.
Recuerdos como la dedicatoria de Eduardo Galeano a la edición que le regaló de la mítica Las Venas Abiertas de América Latina, o informes policiales del régimen de Stroessner sobre su persona completan el volumen.
En el aire quedan las claves de la posterior trayectoria de Silva, que no volvió a prodigarse en la novela una vez exiliado en Europa, tras el golpe militar en Argentina y una actividad docente en Holanda, entre 1977 y 2005.
Algo que a juicio de Montero le apartó de la corriente de escritores entre la que había brillado y que su obra y figura cayera de alguna forma en el olvido.
“Creo que su exilio en Holanda lo afectó emocionalmente y lo desconectó del intercambio con colegas de Latinoamérica. De lo que yo sé, solo Teresa Méndez-Faith lo incluyó en su Diccionario de la Literatura Paraguaya”, observó.
La realidad, recalca Montero, fue que “cuando Lincoln falleció en agosto de 2016 nadie le dedicó una sola línea”.