Con un liderazgo efectivo del presidente Santiago Peña y de varios de sus ministros estamos comunicando el momento presente y, a la vez, las oportunidades del Paraguay para todos los que confíen en la gestión del país. Tenemos historia, tenemos un registro positivo de muchas virtudes. Y esto adquiere su peso perceptible por todos.
Ahora lo que sí debemos poner un esfuerzo coordinado entre todos es en buscar el modo de entender cuáles son los factores lastres que la nación en su evolución tiene aún, retrasando en forma consistente su aceleración. Factores lastres son acciones que de alguna manera nos distraen de la gestión y aplicación de las virtudes.
Arranquemos por lo más perceptible. La vigencia de marcos de cumplimiento de reglamentos, de leyes, de ordenanzas, e incluso de acuerdos formales, está aún siendo un lastre importante. En los últimos 6 meses el gobierno actual está dando pasos concretos en poner más orden y seguridad en las condiciones en las cuales cualquier individuo del sector privado invierte en el Paraguay. Después de todo, estamos vendiendo confianza y la misma debe estar avalada por hechos. Y aquí el más relevante es el actor político que ostenta una posición de poder o lo que es todavía más relevante, actores que responden a intereses de personas políticas en posiciones del poder Ejecutivo o Municipal.
Los actores políticos deben ser nuestra principal carta de presentación como país confiable, serio, consistente. La pregunta que aquí quiero instalar en todos es si el poder político entiende su rol realmente. Por la exposición de las agendas que llevan adelante, y el modo que resuelven cuestiones políticas relacionadas con el control del poder, dan la percepción que no. Y realmente, esto puede variar entre cada congresista de manera diversa. Creo aún que existen tanto senadores como diputados con una claridad y consistencia en entender que ellos son los actores más significativos en demostrar que el Paraguay es confiable, que tiene líderes políticos con visión para llevar al país a un nuevo nivel.
Necesitamos un poder político involucrado en la agenda-país del nuevo Paraguay.
El segundo factor lastre muy necesario de evolucionar es el rol que tanto el Poder Judicial como la Fiscalía tienen a su cargo. Un país sin una claridad de un árbitro que aplica en forma adecuada y coherente, y sobre todo ágil, la vigencia de las reglas es un lastre muy importante. No hace falta extenderme mucho en esto y creo que todos vemos que el propio Poder Judicial, con la renovación de sus autoridades, ha puesto mucho foco en ir dando pasos positivos para solucionar problemas como la mora judicial, solucionar temas como la protección de la vigencia de las Leyes para todos por igual y no generar excepciones a la regla.
La Fiscalía con grandes desafíos en ser territorialmente efectivos y con tiempos acorde a las urgencias del caso, porque un Paraguay seguro y confiable arranca en esta institución.
Por último, y no menor, es generar en el Poder Ejecutivo la capacidad de construir más espacios de diálogos positivos con varios interlocutores, camino que ya se ha avanzado mucho con el nuevo gobierno. Hay temas centrales que no dependen solo del sector privado, pero que si no se los instalan, se debaten y se proponen soluciones, acaban impactando directamente sobre la capacidad del sector privado de construir riqueza en el país.
Temas como qué hacemos con el déficit sostenido y creciente de las Cajas de Jubilación, temas como el impacto de la calidad de los servicios y sostenibilidad del IPS, y servicios del Ministerio de Salud, temas como la Seguridad. Son factores lastres para este nuevo Paraguay que está transitando esta nueva etapa con mucho involucramiento y madurez de todos sus actores. Falta construir capacidad positiva de debate.