Desde el municipio brasileño Lavínia, ubicado en São Paulo, Brasil, un compatriota relató a Telefuturo lo que pasó con su esposa, Lucía Amalia Insfrán Peralta, quien fue detenida este viernes por supuesto racismo en un torneo de fútbol.
Los paraguayos, junto con sus dos hijos, fueron parte de la delegación de la escuela de fútbol Auriazul de Luque, que disputó por el tercer o cuarto puesto de la competencia.
Su hijo juega como delantero y le faltaba anotar uno a dos goles para alzarse como el goleador del torneo. “Con ese objetivo nos fuimos”, expresó.
“(Al llegar) nos encontramos con un público de personas grandes y platudas (gente con poder adquisitivo). Desde que empezó el partido nos insultaron con gestos. Ellos estaban ganando 2 a 0”, recordó.
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Cuando el equipo de su hijo metió un gol, ellos gritaron al público rival, no a los jugadores, de acuerdo con su versión.
En ese momento, se acercó el técnico, quien sería un influencer de la zona, y apuntó a Lucía como la persona que gritó “macaco” a un chico. Supuestamente, también hizo el gesto de rascarse la cabeza y la panza.
📌Paraguaya detenida por acusación de supuesto racismo, en Brasil. Hablamos con el esposo de la mujer, quien clama por ayuda a las autoridades.
— Telefuturo (@Telefuturo) February 1, 2025
🗣''Yo estoy solo, no tengo nada, no tengo abogado y no sé dónde está mi esposa'', expresa entre lágrimas.
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La mujer fue detenida hasta una comisaría y luego la llevaron a otro lugar, denunció Óscar.
“Yo estoy solo, no tengo nada, no tengo abogado y no sé dónde está mi esposa”, expresó entre lágrimas.
El compatriota encontró en internet el número de la Embajada de Paraguay en Brasil, llamó y le dijeron que tiene que hablar con la fiscala del caso.
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La situación es aún más complicada para él porque no entiende portugués y le dificulta comunicarse en español.
Hasta el momento, no recibió asesoramiento de ningún profesional y espera que las autoridades puedan ayudarle a encontrar a su esposa.
En Brasil, el racismo es un delito que se sanciona con una pena de hasta cinco años de cárcel.