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“El dinero que envían a las familias que dejaron atrás, muy importante para las economías de sus países de origen, se ha reducido dramáticamente en los últimos tiempos por la crisis y la devaluación del peso”, señala un artículo publicado por el medio argentino.
Expone una radiografía de los nuevos inmigrantes, “que ya no vienen temporalmente sino con la idea de radicarse, en especial en Buenos Aires, donde poco a poco van modificando la fisonomía de muchos barrios”.
El artículo, firmado por Pedro Ylarri, apunta que “datos de organizaciones civiles y estimaciones de las embajadas de Paraguay, Perú y Bolivia, en conjunto, ya serían entre 3 y 4 millones los ciudadanos de esos países viviendo en Argentina, aunque muchos de ellos permanecen indocumentados”.
Apunta que el Censo 2001 registró 1,5 millón de extranjeros viviendo en la Argentina, pero añade que “ahora datos consulares y de la Dirección Nacional de Migraciones revelan que el mapa actual de la inmigración es muy diferente al dibujado ocho años atrás, y que ya un 10 por ciento de la población nació en alguna de las tres naciones hermanas”.
En el material se indica, además, que “motivados por la reactivación económica desde 2003, cientos de miles de bolivianos, peruanos y paraguayos llegaron a Argentina en busca de trabajo. Muchos lo hicieron siguiendo los pasos de amigos y familiares, que durante los años 90 arribaron al país con el objetivo de hacerse de pesos-dólares para comenzar una nueva vida en su regreso”.