Los paraguayos y recíprocamente los italianos podrán adquirir o readquirir la nacionalidad italiana o paraguaya, respectivamente, mediante un acuerdo de doble nacionalidad firmado ayer por los cancilleres Enzo Moavero Milanesi (Italia) y Luis Alberto Castiglioni (Paraguay) en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Esta nueva posibilidad tendrá lugar en las condiciones y en las modalidades previstas por la legislación en vigor en cada uno de los países, sin necesidad de que el beneficiario renuncie a su nacionalidad de origen.
La suscripción de este acuerdo por notas reversales se dio como parte de la visita oficial a Paraguay del ministro italiano de Asuntos Extranjeros y de la Cooperación Internacional.
Una vez en vigencia, el instrumento internacional firmado permitirá a paraguayos e italianos, una vez que hayan adquirido la nacionalidad del otro país, inscribirse en los registros determinados por la ley nacional correspondiente y acogerse a los derechos, beneficios y obligaciones de la nacionalidad adquirida.
En el caso de Paraguay, según informe de la Embajada italiana en Asunción, existen unos 13.000 ciudadanos con nacionalidad italiana.
El canciller Castiglioni resaltó ayer que para los paraguayos que adquieran la nacionalidad italiana significará ampliar sus posibilidades de estudios, trabajo y otras en el país europeo, además de poder hacerlo en los demás países de la Unión Europea.
“Paraguayas y paraguayos, italianos e italianas podrán gozar de ambas nacionalidades, si así lo deseasen, con todos los derechos, las garantías y las obligaciones en ambos Estados”, manifestó el canciller. Moavero, por su parte, refirió que el impulso de este acuerdo es para honrar una deuda con el Paraguay por haber acogido a un gran número de italianos que dejaron su patria, para adoptar una nueva.
En reconocimiento de las gestiones del canciller Moavero para concretar este acuerdo, el Gobierno Nacional le impuso la condecoración con la Orden Nacional del Mérito en el grado de Gran Cruz Extraordinaria. La ceremonia contó con la presencia del nuncio apostólico, Eliseo Ariotti; otros miembros del Cuerpo Diplomático y descendientes de italianos.