Como cuando We Are the Champions suena en una victoria, Patria querida fue entonada por la felicidad de los paraguayos al llegar a su destino, a 5.364 metros de altura, el viernes 11 de abril pasado. Eran 11 connacionales que acababan de concluir una travesía a pie de ocho días pasando un frío nunca antes sentido en Paraguay y la falta de aire propia de las alturas en la montaña.
El monte Everest recibió de esta forma por primera vez en su campo base a un grupo grande de paraguayos, que conquistó este hito con esfuerzo y determinación.
Favio Patiño, uno de los compatriotas que ya logró recorrer más de 100 países en el mundo, fue quien lideró al equipo que llegó a la montaña más elevada del mundo, situada en el continente de Asia, entre Nepal y Tíbet. Aseguró que lo primordial para él fue mantener una mentalidad fuerte.
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“Llega un punto que, no es que es imposible. No es que no podés más. Solamente que son muchas horas y te cansa”, explicó a Última Hora.
El líder del grupo ya había viajado a Nepal, donde completó su viaje número 100 en 2022, y también ya había hecho el Circuito del Annapurna en el mismo país, pero es la primera vez que hacía esta ruta atravesando el Himalaya.
Altura y frío extremo: Los enemigos
El grupo de 11 paraguayos también habló con nuestro medio y cada uno comentó su experiencia. Todos reconocieron que fue una travesía dura. Pero tres de ellos coincidieron en que rendirse no era una opción.
Así lo afirmaron María Elisa Medrano, Franco Patiño y Anna Panagiotidou, la única extranjera en el grupo, de nacionalidad griega. Ella relató que en la expedición aprendió modismos paraguayos tales como purete, ¡háke! y anga.
A todos en algún momento les afectó la falta de oxígeno. Según Favio, a los 4.000 metros de altura incluso él ya sintió dificultad para respirar.
Los nepalíes le sugirieron métodos naturales, tales como el consumo de mucho ajo, incluso masticar una ramita de canela, porque estos ayudan a dilatar las venas y las arterias. No obstante, señaló que de los 11 del grupo, nueve habían consumido una pastilla para prever vértigos u otros síntomas que se pueden producir en las montañas por no estar acostumbrados.
Medrano fue una de las que no necesitó medicación para superar el desafío y dijo que volvería al sitio pese a no amar el clima: “A pesar del poco oxígeno, lo logré sin malestar ni consumir ningún medicamento. Me inspiré en mis raíces. El mayor sacrificio fue el frío, el agua congelada al lavarnos la cara, por ejemplo. Porque odio el frío, soy team verano”, resaltó.
Sin dudas, las bajas temperaturas extremas fueron una de las mayores adversidades de los compatriotas. Sortearon una tormenta de nieve que dejó el ambiente a 15 grados centígrados bajo cero (-15 °C). La técnica de pantalones y abrigos encimados prevalecía en todo momento.
“El viento te cortaba la cara. Hasta hablar era difícil. Hubo momentos durísimos, pero al final sentí que cada paso valió la pena”, sostuvo Christian Vera.
En el trayecto más de uno pensó en sus seres queridos, en aquellos que ya partieron y de los que guardan buenos recuerdos, o en aquellos que los estaban esperando en sus terruños. Entre los connacionales había paraguayos oriundos de la capital, Central y el interior del país.
“Pensé mucho en mi familia”, acotó Diego Yunis. “Llevaba presente a todos los que tengo en el corazón. Le tuve presente a mi abuela cuando sentía que no podía más. Estoy seguro de que ella me ayudó", sumó por su parte Franco Patiño.
Compañerismo, antes que todo
El paraguayo que lideró el grupo afirmó que no se conocían entre todos. “Sí, con algunos. Pero todos vinieron con esa mentalidad de lograrlo”, destacó. Consideró que esto ayudó a lograr el objetivo y fue a lo que se refirió cuando habló de que lo primordial era mantener una mentalidad fuerte.
Incluso antes de iniciar la expedición alentó a sus compañeros con un pequeño momento de palabras de motivación.
Para Jessica Olmedo fue muy importante en ese aspecto la unidad. “Desde que empezamos hasta que culminamos. El ‘uno, dos, tres, dale, vamos'; el aliento que nos tirábamos, que teníamos a alguien al lado y nos decía ‘dale, dale Paraguay’, '¡dale, vos podés!’. Fue algo que me motivó mucho”, confesó.
En este sentido, Jennifer Balbuena agregó que fue una experiencia “desafiante”, la cual le regaló un “paisaje increíble que te deja sin palabras”. “Me sentí chiquita frente a la inmensidad, pero también fuerte y agradecida de poder vivir algo así. Volví con el corazón lleno y una paz difícil de explicar”, finalizó.
El camino de regreso implicó un descenso de la montaña de tres días.
Los compatriotas llegaron el pasado 11 de abril a 5.364 metros de altura, en el campo base del monte Everest, el cual mide en total 8.848,86 metros, constituyéndose de esta manera en la montaña más alta del mundo.
Se convirtieron en el primer grupo de paraguayos en llegar a este destino, mediante una licencia previa del Gobierno de Nepal. En el pasado, Franz Rassl fue el primer connacional en llegar a la cima.