Ekaterini Sakelaropulu reunió 261 votos, muy por encima de los 200 que necesitaba para ser elegida en esta primera votación, gracias al apoyo de casi todos los diputados del partido en el Gobierno, la conservadora Nueva Democracia, y de los mayores partidos de la oposición: El izquierdista Syriza y la coalición de centroizquierda Movimiento del Cambio.
“Grecia entra hoy en una nueva era. El país entra en el tercer decenio del siglo XXI con una mujer presidenta. Deseo a la señora Sakelaropulu ser una presidencia exitosa”, afirmó el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, tras la elección.
Tras aprobarse la candidatura que el mismo Mitsotakis propuso, se espera que Sakelaropulu tome posesión del cargo el 13 de marzo –un día después de que expire el mandato de su predecesor, Prokópis Pavlópulos–, dando comienzo a cinco años al frente de la jefatura de Estado.
Sakelaropulu no ha militado en ningún partido político, aunque es conocida su tendencia progresista.
Fue también pionera en Grecia al convertirse en 2018 en la primera mujer en presidir el Tribunal Supremo Administrativo, nombrada por el anterior Gobierno de Syriza.
En Grecia es muy común que los gobiernos de izquierda propongan presidentes conservadores, y viceversa, para ofrecer una imagen de consenso institucional.
Precisamente, gracias a este guiño conciliador a la oposición progresista, Mitsotakis ha conseguido la amplia mayoría que ha dado el cargo hoy a Sakelaropulu.