Tras ser hallado culpable de matar de un escopetazo a su padre, y luego enterrarlo en su propiedad en Piribebuy, un joven fue condenado a 10 años de cárcel. La sentencia se dictó ayer, luego de un juicio oral y público.
La sentencia afecta a Venancio Vera Jara, quien seguirá preso en el penal de Tacumbú. El mismo mató de un escopetazo a su padre Pedro Vera Ledesma, en su inmueble ubicado en la citada comunidad, el 5 de mayo del 2004.
El Tribunal de Sentencia encabezado por la jueza María Esther Fleitas, e integrado por sus colegas Silvio Reyes y Enrique Alfonso Gasto, entendieron que en el juicio se probó que el acusado es culpable del hecho punible investigado.
La fiscala Rilsi Ortiz sostuvo la acusación del Ministerio Público. La defensa estuvo a cargo de los abogados Blanca Acosta y Juan Carlos Jara, que habían requerido la absolución de culpa y pena del acusado.
NEGÓ TODO. En la indagatoria ante los jueces, el acusado Venancio Vera Jara señaló que nada tenía contra su padre, que era el único que le hablaba ya que incluso había abusado sexualmente de sus tres hermanas. Es más, señaló que una de las mujeres tuvo un hijo.
Además, culpó a un tal Elvio Salvador Rojas Galeano, supuestamente un ex empleado de su padre, como el autor del crimen. Incluso, remarcó que bajo amenazas le llevó a otro lugar, donde incluso le golpeó con arma de fuego.
Después, vinieron las declaraciones testificales de los vecinos de la víctima. Declaró Delio Ovelar Coronel, quien comentó que la víctima, horas antes del hecho, fue hasta su casa y le dijo que si no tenía problemas en defenderlo, ya que tenía problemas con sus hijos, que una semana antes, habían sido echados a tiros.
DISPARO. Afirmó que horas después, escuchó un tiro y al día siguiente fueron a mirar y como no hallaron a Pedro Vera, denunciaron el hecho a la Policía. Cuando los agentes revisaron, hallaron el cadáver enterrado en un pozo, y cubierto con ramas.
También indicó que vio a Venancio Vera en la casa, junto a un desconocido. Por su parte, Angelio González, otro vecino, dijo que llegó a la casa el día del hecho, y le recibió el acusado, que le comentó que su padre no estaba. Después, declararon las hermanas del procesado.
El juicio se desarrolló mayormente en guaraní. El acusado y los testigos usaron este idioma. Al final, tras las pruebas, la Fiscalía pidió condena para el acusado, mientras que la defensa requirió la absolución de culpa y reproche.
Tras el análisis del caso, los jueces entendieron que se probó que el acusado fue el autor del crimen de su propio padre. Además, que luego incluso enterró el cadáver y lo cubrió con ramas. Luego, le aplicaron la pena de 10 años de cárcel que serán cumplidos en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.