31 mar. 2025

Partidos y candidatos sin máscaras

Un colorido mapa de América Latina circulando en redes sociales exponía el avance los gobiernos de izquierda en el continente. La polémica imagen, incluyendo el símbolo del comunismo, fue atribuida al hijo del presidente del Brasil, Jair Bolsonaro. Otros lo desmintieron.

Lo cierto y concreto es que la imagen generó un interesante debate en las distintas plataformas, al tiempo de despertar preguntas que reflejan, de cierta medida, las preocupaciones y visión de mucha gente; esto sin olvidar que al final de cuentas las redes son “microclimas” que no exponen toda la realidad o la totalidad de los factores en juego.

¿Cómo será el Paraguay con un gobierno de izquierda o de tendencia socialista? ¿Los partidos o políticos de estas corrientes son mejores que los de derecha o conservadores? ¿Qué ventajas y desventajas conllevan?, ¿Qué cambiará? ¿A quién elegir?

El debate circula en medio de elementos comunes; desde un hartazgo hacia el Partido Colorado, haciéndolo responsable de la corrupción reinante en los poderes del Estado y de la vigencia y fortalecimiento del narcotráfico y microtráfico en todo el territorio nacional, pasando por el rechazo hacia las ideologías de izquierda, asociadas a cuestionados gobiernos autoritarios y de desastrosa gestión en el continente, hasta el debate sobre la necesidad de reducir salarios y privilegios a los parlamentarios, y hacerlo más una actividad “de vocación” como la docencia.

Tampoco faltan los comentarios extremistas, de ambos signos, y las agresiones. Y es que no es fácil debatir, discutir, escuchar, razonar.

Más allá de la simpatía hacia uno u otro sector, es necesario aprender a mirar de frente y con honestidad a los partidos políticos, a los candidatos y su trayectoria, y asumir lo que son y lo que podrían ofrecer. Hay que tratar de “descubrir” lo que hay detrás de ellos, más que de sus propuestas, que por lo general son discursos oportunistas.

En un ambiente electoral cualquier análisis se torna complicado. Los candidatos, por lo general, no dudan en mentir o decir medias verdades con tal de alcanzar el objetivo. La falsedad no tiene color ni ideología. La ambición de poder todo lo justifica.

Pero es bueno asincerarse, tanto desde el lado de los electores como de los candidatos; decir la verdad y que cada uno la acepte en libre elección. Hay que ser claros en reconocer la responsabilidad y las consecuencias. Tanto la ANR como los partidos de tendencia de izquierda deben decir y reconocer lo que son y asumir sus acciones.

Por ejemplo, los colorados deben reconocer que la ANR, como gobierno tiene la responsabilidad de muchas de las falencias existentes en Paraguay; pobreza, corrupción, contrabando, entre otros. Que hoy el presidente y vicepresidente de la República realizan campaña política, sin renunciar y utilizando los recursos del Estado. Que hay un grupo de su partido (HC) que no quiere la transparencia al rechazar que tabacaleras y clubes sean controladas por Seprelad. Es así, y es indefendible.

Por su parte, hay que ser claros también en afirmar que los gobiernos de izquierda y socialistas, entre otras cuestiones, son los impulsores de la ideología de género, que apoya el aborto o asesinato de niños en el vientre materno; el adoctrinamiento de niños respecto a la promoción LGTBI, negando y rechazando los datos de la ciencia, la medicina y la biología; promueven las invasiones y hasta justifican la guerrilla en ciertos casos. Es así y hay que decirlo.

Es decir, corresponde que cada uno asuma lo que es y lo que ofrece, sin medias tintas; asumir los rasgos negativos de su perfil. Por ello, en un escenario complejo, en medio de desilusiones, necesidades y promesas, el compromiso del ciudadano es ser serio y asumir con responsabilidad la propia libertad. Para ser libre hay que ser responsable. Analizar la totalidad de los factores en juego, investigar, profundizar en candidatos, ideologías y propuestas. Más allá de la izquierda o la derecha, el paso esencial es elegir con responsabilidad, dejando pasiones y optando con inteligencia.