16 feb. 2025

Paul Auster, el escritor rockstar

Paul Auster, uno de los más grandes autores norteamericanos contemporáneos, falleció en su casa, en el neoyorquino barrio de Brooklyn, lugar que inspiró algunas de sus mejores historias. En esta nota lo recuerdan y celebran Bernardo Neri Farina y Andrés Colmán Gutiérrez.

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Paul Auster, uno de los más relevantes autores contemporáneos.

Dos significativos exponentes de nuestra literatura, Bernardo Neri Farina y Andrés Colmán Gutiérrez, se refieren a la obra de Paul Auster, quien nos ha dejado un prolífico legado literario.
Paul Auster —así como Philip Roth— fue para mí el reencuentro con la literatura de los Estados Unidos, que no frecuentaba tras haber agotado la lectura de aquellos gigantes de la llamada generación perdida: William Faulkner, John Dos Passos, Francis Scott Fitzgerald, Hemingway, refiere Bernardo Neri Farina.

“Tenía referencias de él hasta que a finales de los años 90, compré un ejemplar de su célebre La trilogía de Nueva York, que contiene tres novelas cortas de tinte policial. La primera de las novelas de tal libro, Ciudad de cristal, era ya conocida antes de publicarse en la trilogía, y había despertado mi curiosidad por todos los comentarios a su alrededor. Quedé fascinado con Auster”.

Dice el miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua que Auster reivindicó, en primer lugar, la llamada novela negra, que había perdido vuelo últimamente; tenía un estilo crudo y poético a la vez, y una visión tirando a pesimista de su propio entorno.

“Me prometí que alguna vez haría algo semejante a su trilogía, pero en escenario asunceno. Luego lo seguí en otras novelas: La noche del oráculo, El libro de las ilusiones, considerada por muchos la novela cumbre de Auster, y, por último, Diario de invierno, delicia literaria en forma casi de autobiografía.

Auster fue un ícono de Nueva York, pese a haber nacido en Nueva Jersey (en Newark, como Philip Roth), pero fue un creador universal que trascendió también en el cine. Supo ser un superstar sin que eso mermara su calidad literaria”.

LA SOLEDAD
Andrés Colmán Gutiérrez, por su parte, señala que Paul Auster no solo inventó literariamente la soledad, en uno de sus primeros legendarios libros de memorias sobre la relación con su padre y las tragedias en su familia (La invención de la soledad), sino que también reinventó la novela negra policial, principalmente con los libros de La trilogía de Nueva York, “dotando al género de una voz posmoderna, de un estilo elaborado y complejo, que lo elevó a niveles de gran literatura”.

Colmán Gutiérrez califica de “escritor rockstar”, a Auster, quien con más de 30 libros (18 novelas, varias memorias, obras de teatros, guiones, poesía y colecciones de relatos), está presente con sus obras en los anaqueles de los aeropuertos y en los supermercados, “pero esa fama de best seller es engañosa”, afirma, pues considera que su “escritura no es comercial ni fácil, cuando combina lo absurdo, el existencialismo, el género negro policial, la búsqueda de la identidad y hasta el realismo mágico”.

Agrega el escritor paraguayo sobre Auster, que “fue un tipo marcado por las tragedias, lo que le sirvieron para lo más esencial de su literatura”. Coqueteó con el cine, como guionista y realizador, alcanzando niveles de buena calidad en películas como Smoke (Cigarrillos, 1995) o Lulú on de Brigde (Heridas de amor, 1998). Escribió novelas de ficción y también relatos de no ficción, mezcla de ensayos y nuevo periodismo.

Andrés Colmán afirma que Paul Auster no solo deja una colección de libros muy valiosos, “sino también su coherencia de compromiso solidario con causas humanistas, en defensa de la libertad y los derechos democráticos. Se negó a visitar países con regímenes autoritarios y encabezó en su propio país, los Estados Unidos, un grupo de escritores que se opusieron al gobierno de Donald Trump”.

El escritor paraguayo finaliza con una frase de quien considera uno de los más grandes autores norteamericanos contemporáneos: “Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas”, es una de sus frases más recordadas. Varios de sus libros cumplen este cometido, sostiene.

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Andrés Colman Gutiérrez

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Bernardo Neri Farina

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