Payo Cubas escaló hasta la parte más alta del monumento central de la plaza, para dirigirse desde allí, con megáfono en mano, al centenar de acólitos que poco a poco comenzaban a congregarse en ese lugar, en el centro de la capital.
Los seguidores de Cubas llegaron al lugar tras los disturbios y la tensión registrados unos minutos antes en las calles aledañas, a causa de los enfrentamientos entre los manifestantes y el fuerte cordón policial y militar desplegado en el microcentro capitalino.
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Con banderas paraguayas y vuvucelas, los fieles de Payo acudieron a su llamada en la plaza y coparon ese pequeño espacio dispuestos a escuchar su mensaje.
Desde su improvisado púlpito, Payo Cubas pidió a los presentes que le acompañaran durante tres días en un campamento, que se mantendrá en la Plaza O’Leary.
Si bien las protestas en Asunción suelen transcurrir en la Plaza de Armas junto al Congreso, esa zona ya está ocupada por los damnificados por las crecidas del río Paraguay, por lo que los manifestantes decidieron respetar su espacio y moverse hasta otra zona.
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Consciente del encandilamiento de sus seguidores, Payo Cubas les arengó a conseguir ollas, baños portátiles y transporte, y organizó entre los presentes pequeños comandos para repartir el trabajo, desde la cocina hasta la limpieza de plaza.
Él mismo se ofreció a preparar cocido, una bebida típica del país elaborada con yerba mate y carbón.
La figura de Payo Cubas, atípica en la política nacional, deslumbra a muchos compatriotas, que justifican incluso sus comportamientos violentos hacia otros políticos.
Cubas es para ellos “el sentir y la voz del pueblo”, como dijo Patricia, una vecina de la localidad de San Lorenzo, cerca de Asunción.
“Estamos cansados, estamos hartos... Ya estamos al punto de que odiamos tanto el Congreso, odiamos tanto la corrupción, que ya llegó a su límite”, aseguró esta joven.
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Al igual que ella, Sonia, procedente de Limpio, otra localidad próxima a la capital, minimizó el violento actuar de Cubas y expresó que al paraguayo “si no le tocás el bolsillo, no entiende; si no le pegás, no entiende”.
Su confianza en Payo Cubas le llevó a afirmar que el político nunca caerá en la corrupción porque “nació en EEUU, estudió en EEUU y sabe lo que es ser decente”.
Finalizado su discurso, Payo Cubas descendió entre sus seguidores, que al paso le abrazaban, le estrechaban la mano e intentaban hacerse ‘selfies’ con él.
Acompañado por una nube de seguidores, Cubas pidió sentarse y se desplomó en un bordillo para tumbarse sobre el césped, bajo la mirada de sus fans, que continuaban haciéndose fotos con el político.
"¡Qué ‘purete’ (grandioso, en guaraní)!”, decían al contemplarle.
Mientras Cubas descansaba, parte del grupo se trasladó hasta el Congreso.
Allí, el Senado acababa de aprobar otro de los proyectos de desbloqueo presentados este jueves, que contemplaba el desbloqueo en el orden de los candidatos en las listas electorales y le añadió la paridad entre hombres y mujeres en la elaboración de la lista.