Encina forma parte del selecto grupo en el rubro documental, junto a figuras de renombre internacional como Ana de Armas (Perros de Guerra, Blade Runner 20149), Yalitza Aparicio (Roma), entre otros.
A la pregunta de qué significa para la carrera de un cineasta esta invitación, Encina analiza: “No sé exactamente qué significa, porque no pensé en esos términos, pero creo que es un reconocimiento a una labor y eso siempre es agradable de recibir... Creo que para Paraguay es como una ventana más que se nos abre”, precisó la directora de cintas como Hamaca Paraguaya (estrenada en el Festival de Cannes, Francia) y Ejercicios de Memoria (estrenado en el Festival de San Sebastián, España).
“Siento que es importante que estén directores y directoras de Latinoamérica, o específicamente de Sudamérica, porque de alguna manera es como que hay una apertura dentro de un marco que solía ser específicamente para películas americanas. Hay una apertura para nuestras voces y nuestras miradas, y pienso que eso, sobre todo, es lo relevante de esto”, añade Paz.
INESPERADO. Para la directora de los premiados cortometrajes como La siesta y Supe que estabas triste, ganadores de varios premios, esta invitación de la Academia fue inesperada. “No esperaba esto, la verdad que fue una sorpresa muy grande y grata para mí, no tenía ni la menor idea de que me podía llegar esta invitación”, afirma.
Respecto a que si considera que esta participación corona, de alguna forma, lo realizado hasta el momento en su carrera, Encina reconoce que su cinematografía es joven y le queda mucho por hacer.
“En realidad por una cuestión vital necesito seguir filmando, pienso que tengo una cinematografía muy joven. No sé tampoco si hay algo que se corona en algún momento. Uno ve que Godart sigue filmando, y que Vardà filmó hasta el último día de su vida, y entonces uno dice, ‘¿será que algo se corona y termina de llegar en algún momento?’. Espero que no, para mí filmar es algo muy vital, y siento que todavía tengo cosas que decir, y camino por hacer”, reflexiona la cineasta.
PRECURSORA. Aunque para muchos, Paz Encina es una precursora, una que constantemente abre las puertas a sus colegas a este tipo de plataformas internacionales, ella no lo ve así.
“No sé si yo me miro o veo de esa manera, creo que son cosas que se fueron dando así y que me tocaron hacer”, confiesa. “Y me siento muy privilegiada también por haber podido recorrer esos caminos. No sé si es la mirada que yo tengo. Quizá la mirada que tengo sobre mí misma es la de una trabajadora constante, una trabajadora tenaz, porque tengo mucha tenacidad para mi trabajo”, añade.
Igualmente, Encina considera que son numerosos los profesionales del sector que han contribuido para la proyección del cine nacional.
“Creo que muchos cineastas paraguayos hemos abierto muchas puertas. Quizá me ha tocado dar los primeros pasos, pero creo que distintos colegas, distintas películas también fueron abriendo paso a todos”, apunta.
CONTINUIDAD. Para Paz Encina, hay un compromiso de los colegas, que es “hacer que la cinematografía paraguaya tenga una continuidad; eso me parece también muy importante”, remarca.
TAREAs. En relación a la tarea que le tocará realizar como miembro de la Academia, Paz explica que su trabajo consiste básicamente en la selección de las mejores producciones. “El trabajo consiste básicamente en hacer lo que realiza un cualquier jurado. Cada país envía su película candidata al Oscar. De esos cientos de películas que llegan deben quedar cinco, y de entre esas, otra vez se debe votar a la película ganadora; esa es la tarea que voy a estar realizando”, dice.
A saber
Paz Encina inició su carrera cinematográfica en la Universidad del Cine de Buenos Aires, donde se licenció en Cinematografía en el 2004. Realizó video-instalaciones y cortometrajes, entre ellos La siesta y Supe que estabas triste, que furon multipremiadas.
Fue la cinta Hamaca paraguaya (2006), escrita y dirigida por ella, la que catapultó su carrera. Ganó el Premio Fipresci en Un certain regard del Festival de Cannes. Dicha cinta está coproducida por Paraguay, junto con Francia, Países Bajos, Austria, Alemania, Argentina. Se rodó íntegramente en Paraguay. El filme completamente hablado en guaraní transcurre durante las últimas horas de la Guerra del Chaco, que se libró entre Paraguay y Bolivia. Se estrenó el 2 de noviembre de 2006.