En la solemne ceremonia ante la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, que se abrirá el próximo 24 de diciembre dando inició al Año Santo, el Papa entregó a los arciprestes de las basílicas papales en Roma y a los representantes de los obispos del mundo la bula titulada “Spes non confundit” (la esperanza no defrauda) con la que se anuncia el que será su primer jubileo ordinario, el que se celebra cada 25 años.
El papa convocó un Jubileo Extraordinario dedicado a la Misericordia en 2015, pero este Año Santo, el que se convoca cada 25 años, es uno de los grandes eventos de la Iglesia católica y se espera que cerca 35 millones de peregrinos acudan a Roma.
La Puerta Santa cerrará el 6 de enero. En el documento que el Papa presentó se dispone que la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, se abra a partir del 24 de diciembre, dando inicio así al Jubileo ordinario, mientras que se clausurará el 6 de enero de 2026.
Además, el 29 de diciembre de 2024, en todas las catedrales y concatedrales, los obispos diocesanos celebrarán la Eucaristía como apertura solemne del Año jubilar.
ESPERANZA. Posteriormente, en la homilía durante la vigilia tras la ceremonia, Francisco pidió que este año Santo los fieles se conviertan “en cantores de esperanza en un mundo marcado por un exceso de desesperación.
Con los gestos, con las palabras, con nuestras elecciones cotidianas”.
SIGNOS. En el Jubileo de 2025, en su bula, el documento papal, invita a los fieles a llevar “signos de esperanza” y, entre ellos, Francisco desea que “el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo, que vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra”.
También renovó su llamamiento para que “con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares constituyamos un Fondo mundial, para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna”.
A los gobiernos del mundo, Francisco pidió que en este Año Santo trabajen para “iniciativas que devuelvan la esperanza; formas de amnistía o de condonación de la pena a los presos”, al tiempo que instó a condonar la deuda a los países que nunca la podrán pagar.